Ya se nota la preocupación entre los colaboradores más cercanos al Presidente. Y quienes vaticinaban a un candidato demoledor e infalible hoy son mucho más prudentes en sus apreciaciones. Las encuestas, en las que no se debe confiar, reflejan el desgaste. La conversación nacional está plagada de preocupación y pesimismo. Daniel Noboa pasa por una compleja disyuntiva que no solo se remite a la idea de ser presidente y candidato a la vez.
Lo de fondo es mucho más delicado y tiene que ver con la idea de gobernar solo o liderar un momento de unidad. La crisis eléctrica: profunda, devastadora, sin un horizonte claro de solución a mediano plazo, puede tener efectos económicos y psicológicos comparables con los de la pandemia, con la gran ventaja de que en la tragedia actual no hay que ver morir a nuestros seres cercanos.
En todo caso, este colapso energético no tiene otra salida que enfrentándolo con un sentido de país y altas dosis de desprendimiento. Lastimosamente, Noboa ha terminado aislándose, creyendo quizá que la estrategia de barrer en las elecciones y aglutinar mucho poder en 2025 es todavía un escenario probable.
Las cosas, no obstante, cambiaron y mucho, pues la emergencia desnudó las enormes falencias del proyecto electoral que Noboa y los suyos se empecinan en aplicar.
1.- Dejaron atrás la opinión pública pensando que hablar de los grandes temas es una actividad de gente anticuada y que lo preciso era proyectarse más como un influencer o un socialité más que como un político profesional o un estadista. Así se perdió mucho tiempo.
2.- Ser reduccionista en la concepción de gobernar. No es dable que al Presidente y su equipo les gusten más los argumentos binarios, el revanchismo y la idea de soluciones fáciles y maquilladas, en lugar de la pedagogía y la transparencia. Por eso, en medio de tantas vicisitudes, la ministra Inés Manzano, de lejos, debe ser la funcionaria mejor valorada del gabinete, porque le ha plantado cara al problema con seriedad y profundidad.
3.- Falta, ahora más que nunca, una visión de país. El equipo de gobierno y de campaña se equivoca si cree que para el país, Noboa es el principio y fin de este proceso. Si viene otro candidato con más condumio, puede desbancarlo fácilmente, porque la gente necesita certezas y una visión estratégica. No más promesas o ilusiones.
Si esta forma de mirar el ejercicio de la primera magistratura no cambia, será difícil que los empresarios, la academia, la sociedad civil o los grupos sociales, remen junto a Noboa y lo blinden políticamente. Estos son los únicos que puede exigirle al resto de grupos políticos un comportamiento generoso y ejemplar. Si eso no ocurre, el gobierno llegará a febrero y mayo en solitario, soportando una crisis económica, política y social que puede ser de las más pesadas de la historia.
Este domingo, Noboa dará una entrevista a TC Televisión. Ojalá este evento sirva para plantearle al Ecuador un nuevo acuerdo.
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