AMLO se burla de Ecuador y México

Estos días, la principal candidata de la oposición para la Presidencia de México ha inoculado cierto nivel de nerviosismo en la campaña electoral de ese enorme país. Según Xótchil Gálvez Ruiz ya hay un empate frente a Claudia Sheimbaum, el cuadro de Andrés Manuel López Obrador y la plataforma MORENA, vinculada al Grupo de Puebla.

“Esto no lo frena nadie; vamos a ganar; México está despertando”, fueron las frases que Gálvez colgó en sus redes sociales.

Aunque este entusiasmo podría obedecer a una estrategia política para descolocar a un oficialismo que se siente vencedor, el solo hecho de pensar en un cambio desfavorable de las encuestas, hará que AMLO ponga a trabajar toda su maquinaria gubernamental en favor de Sheimbaum y, claro, agitar la estrategia del nacionalismo, el victimismo y los cuentos de la unidad para fortalecerse.

Si es que a los mexicanos les interesa el pleito con Ecuador, quizás la idea de la vendetta y el honor surta efectos electorales. Sin embargo, lo preocupante es palpar cómo el líder de la nación más grande de Hispanoamérica pierde todos sus escrúpulos con tal de velar por el cumplimiento de sus pactos con el correísmo y el socialismo del siglo XXI.

En Ecuador no han faltado las decenas de políticos, juristas, diplomáticos e inversionistas que han barrido el piso con Noboa y su canciller Sommerfeld por la decisión de meterse en esa legación para evitar, según insisten, la fuga de Glas.

Pero esa misma legión de analistas ha sido poco entusiasta a la hora de descifrar el descalabro de la política internacional de AMLO, al punto de convertir a México en otra república bananera, como la ecuatoriana.

En su reciente columna de opinión en Vistazo, Patricia Estupiñán de Burbano, explica cómo AMLO destruyó los principios fundamentales de la diplomacia mexicana que por décadas y décadas le ha valido el respeto mundial.

La doctrina Estrada dice que “México no debe juzgar, ni para bien ni para mal, los gobiernos ni los cambios de gobierno de otras naciones, porque esto implicaría una intromisión en su soberanía”. Y lo que primero hizo López Obrador es cuestionar la dura transición política que, desde hace un año, vive Ecuador por cuenta del acoso de las mafias, el narcoterrorismo y la muerte cruzada.

No solo eso, en su afán desmesurado por escupir a Ecuador, AMLO ha pedido que nos expulsen de la ONU, que la CELAC nos condene y que la CAF nos niegue los créditos. Todos estos castigos, por supuesto, tienen el aplauso y el apoyo de Rafael Correa y sus huestes: los cipayos de los nuevos tiempos.

Ahora, AMLO quiere que la Corte Internacional de Justicia sancione a Ecuador.

Veremos qué ocurre en los próximos meses. No obstante, un tribunal tan importante como ese, de seguro, analizará palabra por palabra el alegato del jurista peruano Alejandro Crosato quien, a nombre del Estado ecuatoriano, mencionó el cruce de notas diplomáticas y autorizaciones de aterrizaje de aviones de la Fuerza Aérea Mexicana, el 5 de abril, para sacar a la embajadora Raquel Serur, una vez que Quito la declaró persona non grata, en rechazo a las declaraciones de AMLO sobre el crimen de Fernando Villavicencio y las elecciones de noviembre de 2023.

El abogado Crosato insistió ante la Corte Internacional que México informó al país que los aviones eran para traer Serur de regreso y a su comitiva, pese a que Quito solo pidió la salida de esa diplomática, quien no tenía familiares acreditados en Ecuador. Y que casi de inmediato, explica el abogado, llegó otra nota diplomática, señalando que Serur finalmente saldrá desde Quito en vuelo comercial.

Estas contradicciones hicieron sospechar al presidente Noboa de la posible fuga de Glas animándolo a irrumpir en la Embajada. Por esta acción, las condenas y críticas para Ecuador han sido profusas.

Pero, ¿en qué momento, le vamos a cuestionar a AMLO y al Gobierno mexicano por haber preferido la protección de un personaje condenado en el país por corrupto, deshonrando el estado de derecho ecuatoriano? ¿Acaso todo lo que se dijo en EE.UU., sobre la corrupción de Cárlos Pólit y que salpicó gravemente a Glas, no es razón suficiente para exigirle a ese mandatario que deje de burlarse de Ecuador, y también de México?