Ante la imposibilidad que hoy tienen el Gobierno y su bancada legislativa para incidir en las acciones de la Asamblea, el presidente Daniel Noboa recurre al escarnio público como la única manera de ganarle, al menos, el relato a sus opositores.
Citemos los últimos acontecimientos. En sendos comunicados públicos, el Primer Mandatario cuestionó que la comisión encargada de tramitar las leyes que se derivan la consulta popular de abril se haya dedicado a bajar los años de pena para los delitos que, a su juicio, el pueblo ordenó endurecer.
También mostró su molestia porque los legisladores del correísmo, PSC y Construye dejaran a un lado los expedientes contra tres exministros de Guillermo Lasso para avanzar en los juicios políticos contra su canciller Gabriela Sommerfeld y la ministra del Interior, Mónica Palencia.
Finalmente está el reclamo (¿de última hora?) porque la Comisión de Fiscalización sugirió no avanzar en la censura contra Wilman Terán y Maribel Barreno, dos de los vocales de la Judicatura de espeluznante recordación.
En todos estos hechos, el patrón que sigue Noboa es el mismo: apelar a la indignación de la ciudadanía para que esta se alinee con su causa y cierre filas en contra de ese “viejo país”.
La estrategia, en términos simbólicos y de movilización de ciertas emociones, resulta exitosa. El Gobierno aún conserva una alta popularidad, entre el 48 y el 55 por ciento, según varias encuestas, a diferencia de la Asamblea, que se ha erosionado. Según Carondelet, tras la ruptura de los pactos legislativos, este sector capitalizó el descontento popular.
Por eso se ve, al menos en el termómetro de la conversación digital, que el reclamo de Noboa por las leyes de la consulta y la protección a Terán y Barreno, generó adhesiones y golpeó la imagen del correísmo.
Además, su queja motivó la respuesta de Construye y el PSC aclarando sus posiciones políticas. En suma, Noboa logra trazar la agenda y que sobre esta gire el resto de políticos. Hasta su ironía contra Rafael Correa en el mensaje de felicitación a la Tri por haberse clasificado a cuartos de final en la Copa América, causó bulla, risas y reclamos de la parte ofendida.
El problema es que la pataleta no resuelve el grave problema de fondo. Los canales de diálogo y consenso están rotos y Noboa seguirá perdiendo las batallas legislativas, como la de este lunes, donde no hubo votos para cambiar el orden del día a fin de que se cree una comisión que analice las amenazas y expresiones de Correa en la crisis con México y Jorge Glas.
La disputa entre Ejecutivo y Legislativo se juega a dos ritmos. El primero, donde Carondelet mantiene las expectativas de apoyo popular para las elecciones de febrero. El segundo, donde la oposición en la Asamblea hace política real, con la gran ventaja de que el oficialismo carece de un bloque talentoso para neutralizarla.
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