No hay atajos al éxito. Y lo de Lerma ante Uruguay, más que una exhibición, fue una lección para todo el fútbol ecuatoriano.
- El ecuatoriano Justin Armando Lerma (d) celebra la victoria de la selección sub-17 de Ecuador ante Uruguay.( )
En días en los que todavía se discute con razón la polémica convocatoria de Darwin Guagua a la selección absoluta de Ecuador sin haber disputado minutos en Primera División, resulta inevitable voltear la mirada hacia quienes sí están transitando el proceso como corresponde: paso a paso, categoría por categoría, aprendiendo, madurando, compitiendo. Justin Lerma es, hoy por hoy, el mejor ejemplo de ello.
El mediocampista ofensivo de 17 años, formado en las inferiores de Guayaquil City y luego pulido por la estructura de Independiente del Valle, fue la gran figura del debut soñado de la selección ecuatoriana Sub-17 en el Sudamericano de la categoría.
Ante una siempre complicada Uruguay, Lerma se despachó con dos goles y una asistencia para sellar el 4-0 que mete a Ecuador en la pelea por el liderato del Grupo B, junto con Brasil.
Que cada generación de nuestras selecciones juveniles tenga una figura como Lerma es, sencillamente, alucinante. Habla del trabajo, de los procesos, de una estructura que comienza a sostener sueños de forma seria.
Y también nos obliga a reflexionar sobre el camino correcto hacia la élite: el talento, sin disciplina, sin competencia, sin roce internacional, simplemente no basta. El fútbol moderno exige mucho más, y saltarse las etapas no es una opción, por más intereses particulares que haya detrás.
Mientras Guagua fue noticia por llegar a la selección mayor sin pasar siquiera por la Serie A ni haber estado en las selecciones juveniles, Justin Lerma fue tendencia por hacer lo que todos esperamos de un jugador con futuro europeo: destacar en su categoría, liderar a su equipo, demostrar que está listo para lo que viene.
Y lo que viene para Lerma es el Borussia Dortmund, club que adquirió su pase y donde ya lo esperan cuando cumpla la mayoría de edad. Pero antes, el jugador quiere llevar a Ecuador al Mundial Sub-17 que se disputará en noviembre de este año en Catar.

No hay atajos al éxito. Y lo de Lerma, más que una exhibición, fue una lección para todo el fútbol ecuatoriano, este sí es el ejemplo a seguir.
Un primer tiempo perfecto en el estadio Jaime Morón de Cartagena le bastó a la Tri para ratificar que viene con aspiraciones serias después de perder la final de la competición con Brasil en 2023.
A los 30 segundos ya ganaba el compromiso con la anotación de Elías Legendre y sorprendía a la Celeste, que venía con confianza por el empate 1-1 que le había sacado a los brasileños en el debut.
Los uruguayos dieron batalla e hicieron méritos para igualar, pero la anotación de Juan Riquelme Angulo en el minuto 36 los derrumbó y ahí cambió por completo la historia del partido porque Ecuador volvió a montarse y llegaron las anotaciones de Lerma en el minuto 42 y en el segundo minuto añadido al primer tiempo.
Hoy toda Sudamérica habla de Lerma y del equipo ecuatoriano que dirige Juan Carlos Burbano, cuyo próximo rival será Venezuela, este martes. Desde afuera, miran con asombro y envidia el trabajo que se hace en Ecuador, cantera de grandes promesas.
Precisamente por eso es que llamó tanto la atención en el país que Sebastián Beccacece realizara tamaña improvisación al llamar y hacer debutar a un chico desconocido, sin trayectoria en las selecciones juveniles, suplente en las formativas de su propio club, que ha salido perjudicado por los comentarios negativos.
No vamos a dejar de reprochar el capricho del DT ni la actitud del presidente de la FEF, Francisco Egas, que prefirió ver a otro lado ante la convocatoria y el debut de Guagua.
No hay atajos al éxito. Y lo de Lerma, más que una exhibición, fue una lección para todo el fútbol ecuatoriano, este sí es el ejemplo a seguir.
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