El desliz del presidente ecuatoriano que ocasionó tensión con Rusia y podría abonar al conflicto entre ese país y Ucrania

Que en casi tres meses de gobierno de Daniel Noboa, Estados Unidos sea el principal aliado de Ecuador no es casualidad. Existe de por medio un cúmulo de acuerdos bilaterales que para el país sudamerciano se muestra favorable, sobre todo en la lucha frontal a los denominados grupos terroristas.

En enero, se fijó una hoja de ruta para asistencia en seguridad, que incluye una cartera de inversión de USD 93,4 millones en el país.

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Y claro, para conseguir la ayuda de Washington dentro de lo que se ha llamado conflicto armado interno en Ecuador, que está enmarcado en una grave crisis de inseguridad, a Noboa le ha tocado hacer de todo un poco.

Algo de eso fue señalar que el país tenía en su poder “chatarra rusa” para referirse a equipos militares soviéticos que ofreció entregar a los estadounidenses a cambio de armamento más moderno para enfrentar la guerra contra el narcotráfico.

La respuesta del gobierno de Estados Unidos fue positiva, y mencionaron que el material militar ruso que Ecuador le entregue como parte de un acuerdo de renovación de equipamiento, será destinado para apoyar a Ucrania en su guerra contra Rusia.

"Es un arreglo para transferir equipos al gobierno de Ucrania que está peleando contra la invasión rusa a su territorio", señaló el subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, Kevin Sullivan.

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De inmediato, esto no fue visto con buenos ojos por Moscú que advirtió de consecuencias diplomáticas negativas. "En el caso de entrega de bienes militares a una tercera parte, Ecuador violará sus compromisos internacionales, y esto conllevará consecuencias negativas para nuestra futura interacción bilateral", afirmó Zajárova, la portavoz rusa del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Así, tras una larga tensión de más de dos semanas, que propició la suspensión de las exportaciones de cinco compañías bananeras de Ecuador por la presunta presencia en varios cargamentos de la mosca jorobada (Megaselia Scalaris), los países retomaron la senda de sus relaciones este viernes 16 de febrero.

En la Gobernación del Guayas, el presidente Daniel Noboa y la canciller Gabriela Sommerfeld se reunieron con el embajador de Rusia en el país, Vladimir Sprinchan, con quien dialogaron cerca de una hora.

Luego de la reunión, Sommerfeld aseguró que la tensión está superada. Y pidió manejar cada tema; es decir, las sanciones a las exportadoras de banano, que justamente este viernes fueron levantadas, y el traspaso de armas, por separado.

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Es que el jefe del Servicio Federal de Vigilancia Veterinaria y Fitosanitaria de Rusia anunció ayer que permitirán el suministro de banano de las exportadoras ecuatorianas que previamente fueron suspendidas.

De su parte, el embajador ruso confirmó que el lunes 19 de febrero, la autoridad fitosanitaria de su país tendrá una reunión virtual con funcionarios de Agrocalidad de Ecuador.

Además, una delegación soviética hará una visita técnica a plantaciones de banano en Ecuador y a las instalaciones de la dependencia.

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Pero volvamos al principio. La tensión entre los dos gobiernos y la posterior decisión rusa de poner trabas en temas comerciales, es el resultado de lo que podría calificarse como un desliz del joven presidente ecuatoriano.

Para el experto en temas internacionales, Carlos Estarellas, esto obedece a la poca experiencia en política exterior del Mandatario y añade que “quizás las personas que están dirigiendo la política exterior tienen buena voluntad, pero deben ir más allá, debe existir preparación, capacidad, conocimiento”.

El internacionalista expresa que todo lo que ocurre se pudo haber evitado y que "esto deja una lección", por ello menciona que debería de existir en la Cancillería un plan de política exterior donde se indique cuáles son las relaciones del Ecuador con Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea, la Comunidad Andina, es decir, mayor preparación en la política exterior por todo lo que esto implica.

Estarellas, finaliza diciendo que el problema era innecesario porque la ayuda que presta Estados Unidos al Ecuador es por la lucha contra el narcoterrorismo.

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Hasta ahora, a las bases militares, donde reposan los equipos viejos y que no estarían en funcionamiento, no han llegado nuevas disposiciones.

En la Base Aérea de Taura, en Guayas, por ejemplo, están seis sistemas misilísticos que son el principal medio de defensa antiaérea de Ecuador en caso de un conflicto, y que serían parte del armamento que se ha ofrecido a Estados Unidos.

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Esos equipos fueron precisamente los que más molestaron al Kremlin, ya que, hasta el año pasado, Ucrania tenía 18 sistemas similares que se dañaron en combate o fueron capturados por las Fuerzas Armadas Rusas y de llegar a sus manos, sería un gran refuerzo facilitado por Ecuador.

Según la Organización Orden, Conflicto y Violencia, en la lista de transferencia están también tres helicópteros de la Brigada de Aviación del Ejército. También, una docena de sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes y 34 cañones antiaéreos, que fueron comprados a Nicaragua en 1994.

A eso se sumarían misiles portátiles, todos de fabricación rusa. No se especifica cuántos, pero más de 200 ya el régimen de Noboa los considera viejos.

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Ante esto, días atrás, el Servicio Federal Ruso para la cooperación técnico-militar, en un comunicado enviado a medios locales dijo:

Aunque el gobierno ecuatoriano sigue sin detallar cuáles son los equipos militares de origen ruso que considera chatarra, la importación de armamento de ese país ha sido limitada. Solo hay nueve helicópteros: siete enviados en 1997 y dos en 2011. y 272 misiles: 222 llegaron en 1998 y 50 entre 2008 y 2009. Se cree que el régimen se refiere a los más antiguos.

La entidad rusa reveló también que puso a consideración de Ecuador varias opciones de cooperación para el mantenimiento de los equipos, pero no recibió respuesta.

Para Moscú ese silencio significa que el gobierno de Daniel Noboa mantiene su decisión de entregar el armamento a Estados Unidos, a cambio de equipos nuevos valorados en USD 200 millones.

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Hasta ahora, el gobierno de Ecuador ha sido el único Latinoamerica al que logró convencer Washington de ceder armamento ruso, pues pese a los acercamientos con países vecinos la intención no había prosperado. Incluso, el embajador ruso en Perú, Ígor Romanchenko, aseguró a medios locales que los intentos por convencer a Lima para que transfiera a Ucrania sus equipos rusos y soviéticos no tuvieron éxito.

Mientras tanto, Daniel Noboa está inmerso en un gran dilema. Aunque, pese a las presiones de Rusia, en Carondelet se ha dicho que se trata de una decisión irreversible.

Y si bien, se logró levantar la sanción a cinco exportadoras de banano ecuatoriano, el Ejecutivo debe estar consciente de que esto no ha terminado. También están ejerciendo presión los productores y exportadores que no han dejado de estar preocupados por lo que ocurra con ese mercado, con el que tienen contratos millonarios y de largo plazo.