Carmen Velásquez, la primera jueza ecuatoriana en la Corte de Nueva York

Carmen Velásquez Briones ojea recuerdos dulces de su país. Sus primeros días en Quito, donde nació, luego su etapa escolar en Portoviejo.

 

Entre aquellos días y estos, en los que ostenta el logro de ser la única ecuatoriana electa jueza en Estados Unidos, han transcurrido horas amargas para Carmen.

 

"Un señor me dio chance de trabajar como cajera en una frutería que se llamaba Purple Pickle, y así empecé", recuerda.

 

Su madre Laura, fue una inmigrante como ella, y recuerda que llegó a Estados Unidos con tres niñas de la mano.

 

Carmen se buscó la vida, como los 98 mil ecuatorianos que viven en el condado de Queens en Nueva York, pero nunca perdió el norte.

 

En su camino por las aulas de Long Island City High School, se atrevió a contarle a un profesor su sueño secreto. Pese a que no tuvo palabras de aliento para ella, no dejó de estudiar y logro cumplir su meta.

 

Carmen comenzó, en ese instante, una década de aprendizaje. Se graduó del Colegio de Justicia Criminal, y de la Escuela de Leyes de la Universidad de Temple. Trabajó como asistente de la Oficina del Fiscal en el Bronx, y luego fue electa jueza de la Corte Civil de Nueva York. Ahora se alista para ser la primera ecuatoriana en la Corte Suprema de Estados Unidos. La elección será en noviembre.

 

Cada vez que alguien le dice que no puede conseguir algo por su género, su origen, su acento o su tamaño, solo alimenta el ímpetu de esta ecuatoriana.

 

Los obstáculos le dan impulso, pero el amor de madre la mantiene en la ruta.

 

La primera jueza ecuatoriana en Nueva York, la misma mujer que alguna vez vendió frutas en las calles. Tiende hoy la mano a futuras generaciones de líderes latinos.

 

Carmen Velásquez atiende más de un centenar de casos al día. Llegó más lejos de lo que había soñado, pero sigue trabajando como el primer día, porque la constancia es la clave de las Migrantes de éxito.