Tras una interrupción por una fuga de combustible, el Space Launch System iba a enviar una cápsula con tres maniquíes de prueba medio siglo después del programa Apolo.
Una fuga de combustible interrumpió el lunes la cuenta atrás para el lanzamiento del nuevo cohete lunar de la NASA. La fuga estaba en el mismo lugar en el que se identificó durante una prueba en primavera.
Los controladores de vuelto detuvieron la operación de repostaje, que ya se hacía con una hora de retraso debido a tormentas en el mar. El proceso se reanudó despacio para ver si la fuga de combustible de hidrógeno podría empeorar, lo que casi con certeza pondría fin a la cuenta atrás, pero las alarmas forzaron otro receso.
El cohete de 98 metros (322 pies) es el más potente que ha construido nunca la NASA, incluso más que el Saturn V que llevó astronautas a la Luna hace medio siglo.
Si tiene éxito, este vuelo de prueba pondría una cápsula para tripulación en la órbita lunar por primera vez en 50 años.
No había ningún astronauta en la cápsula Orion sobre el cohete en el Centro Espacial Kennedy de la NASA. En su lugar, tres muñecos de pruebas estaban sujetos en los asientos para la misión orbital, que se esperaba durase seis semanas.
Pese a la falta de pasaje, miles de personas llenaban la costa para ver el despegue del Sistema de Lanzamiento Espacial, o SLS por sus siglas en inglés. La vicepresidenta, Kamala Harris, viajó a Orlando con su esposo, pero aún no había hecho el trayecto de una hora por carretera hasta Cabo Cañaveral.
Las fugas de hidrógeno han empañado los preparativos de la NASA desde abril, y han requerido una serie de reparaciones. La prueba se repitió con más éxito en junio, aunque también hubo algunas pérdidas. Los responsables dijeron que no sabrían con certeza si las reparaciones habían funcionado hasta que se intentara cargar los tanques del cohete con casi un millón de galones (4,5 millones de litros) de combustible frío el lunes.
La directora de lanzamiento, Charlie Blackwell-Thompson, y su equipo también tuvieron que lidiar con un problema de comunicación de la cápsula Orion.
Los ingenieros trataban de comprender una demora de 11 minutos en las comunicaciones entre el Control de Lanzamiento y la Orion detectado el domingo por la tarde. Aunque el problema se había resuelto para el lunes por la mañana, la NASA necesitaba saber su origen antes de ejecutar un lanzamiento.
El primer vuelo del programa de exploración lunar de la NASA del siglo XXI, llamado Artemis (Artemisa), por la hermana melliza del dios mitológico Apolo, lleva años de retraso. Sucesivos aplazamientos han provocado sobrecostes presupuestarios: esta demostración costaría 4.100 millones de dólares.
Si la prueba salía bien, el segundo vuelo llevaría astronautas para rodear la Luna en un viaje de ida y vuelta a partir de 2024. Después podría haber un alunizaje de dos personas para finales de 2025. NASA tiene la vista puesta en el polo sur del satélite.
Durante las misiones Apolo, 12 astronautas aterrizaron en la Luna entre 1969 y 1972, con estancias de unos pocos días como mucho. La NASA quiere establecer una base lunar en las misiones Artemis en la que los astronautas puedan hacer estancias de varias semanas. El siguiente paso sería Marte, quizá a finales de la década de 2030 o principios de la década de 2040.
The launch of #Artemis I is no longer happening today as teams work through an issue with an engine bleed. Teams will continue to gather data, and we will keep you posted on the timing of the next launch attempt. https://t.co/tQ0lp6Ruhv pic.twitter.com/u6Uiim2mom
— NASA (@NASA) August 29, 2022
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