La política de Defensa y Seguridad del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha sido calificada como "ambiciosa", "audaz" y, para los más críticos, "provocadora".
Petro llega al poder con dos propósitos en la materia: la "paz total" y la "seguridad humana", como las llama él.
La primera consiste en pactar tratados de paz con los casi 30 grupos armados vigentes en el país. La segunda intentará brindar seguridad ya no a través de la vigilancia o la persecución de criminales, sino de oportunidades, acceso a servicios básicos e infraestructura.
El adjetivo ambicioso es, sin duda, el que más consenso genera.
Petro llegó a la presidencia tras una virtuosa carrera política de denuncia de la corrupción y de la violación de los derechos humanos. Su plan para la paz de Colombia va en esa línea: dejar atrás las estrategias guerreristas y persecutorias heredadas de la Guerra Fría, impulsar un debate internacional sobre la legalización de las drogas y transformar de raíz el modelo económico desigual que, según él, promueve la guerra en el país.
El empeoramiento de la violencia en Colombia ha continuado en el mes que Petro lleva en la presidencia: se han reportado 12 masacres de las 73 que van en el año y 13 líderes sociales han sido asesinados.
El viernes, una emboscada a la policía dejó sieteagentes muertos y añadió presión a un gobierno que, según los expertos, no termina de esclarecer cómo es que va a lograr paz en medio de la guerra que el Estado aún libra contra grupos guerrilleros y del narco pese al acuerdo de paz firmado con las FARC en 2016.
Para su proyecto, Petro necesita a las Fuerzas Armadas de su lado, pero sus primeras iniciativas dentro del ámbito militar y policial parecen haber generado más preocupación que confianza.
"Todo lo que se ha venido presentando en este primer mes ha sido una montaña rusa que nos tiene a todos con los pelos de punta, sin saber realmente para dónde vamos", dice John Marulanda, un influyente coronel de la reserva activa del Ejército.
Desde un lugar distinto, el experto en Seguridad Jorge Mantilla apunta a una preocupación similar: "Hay un alto grado de improvisación y de desarticulación de los anuncios, y eso complica la relación con la Fuerza Pública, cuyo rol en la estrategia de seguridad no es claro (…) La seguridad humana, que en teoría ofrece ampliar la oferta de bienes y servicios del Estado, rebasa las atribuciones de esa institución".
Daniel García-Peña, exnegociador de paz y director de la ONG Planeta Paz, comparte la preocupación sobre falta de claridad y la reacción de las Fuerzas Armadas, pero se muestra más optimista: "La conflictividad en Colombia cambió y se requería repensar la estrategia del Estado para enfrentarla. Las primeras decisiones de Petro eran necesarias, mandan mensajes claros sobre las prioridades en el tema y se tenían que tomar rápido, en un momento de apoyo popular, político, de legitimidad".
"La Seguridad Humana es una iniciativa positiva", añade Alejo Vargas, experto en seguridad y violencia.
"Pero la primera parte del gobierno debe estar enfocada en una seguridad integral que incluya la seguridad publica en las regiones, porque si no hay una respuesta contundente del Estado y la sociedad rechazando la violencia contra la policía, vamos a continuar en la lógica común de estos grupos de medir al gobierno a ver cómo reacciona".
El asesinato de los siete policías puede generar más condiciones para hablar de paz, pero también aumentar el escepticismo hacia Petro dentro de las Fuerzas Armadas.
Desde que anunció al ministro de Defensa —Iván Velásquez, un jurista experto en derechos humanos que denunció durante años los crímenes de militares—, Petro ha convertido su agenda de paz en la prioridad número uno. La semana pasada presentó un amplio proyecto legislativo para sustentarla. Incluso el acercamiento al gobierno de Venezuela, donde se refugian algunas guerrillas, puede verse como parte de esa estrategia.
Estas son, entonces, cuatro medidas de Petro en Seguridad y Defensa inéditas en la historia reciente de este país en guerra que han sacudido al sector castrense.