Deficiencias fundamentales en materia de seguridad fueron la causa de la catástrofe hace casi un año en la central atómica japonesa de Fukushima, según un informe presentado hoy en Berlín por la sección alemana de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW).
Deficiencias fundamentales en materia de seguridad fueron la causa de la catástrofe hace casi un año en la central atómica japonesa de Fukushima, según un informe presentado hoy en Berlín por la sección alemana de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW).
El experto nuclear Henrik Paulitz sostuvo que fue el terremoto y no el tsunami que le sucedió el incidente desencadenante del accidente, en el que también pudieron influir las sucesivas réplicas del seísmo.
Las deficiencias en materia de seguridad hacían de Fukushima una instalación extremadamente vulnerable, al igual que ocurre con incontables plantas nucleares en todo el mundo, subrayó.
Para el experto del IPPNW -organización galardonada con el Nobel de la Paz en 1985- el accidente podría haber sido controlado por los sistemas de seguridad, que deberían haber funcionado de no haber sido por el ahorro precisamente en esta materia.
Calificó la teoría del tsunami como principal causa de la catástrofe nuclear de leyenda urdida por la industria del sector, ante el temor al cierre definitivo de las plantas atómicas que le obligaría a renunciar a los beneficios millonarios que genera.
Agregó que "no se pueden descartar daños con una ola de ocho metros" (la altura que alcanzó la misma, según los informes oficiales), pero reiteró que "existían sistemas que deberían y podrían haber salvado la instalación, y eso poco o nada tiene que ver con el tsunami".
En ese sentido, precisó, "los sistemas podrían haber fallado por diversos otros motivos" y, por lo tanto, "el tsunami lo único que hizo fue poner en evidencia la construcción deficitaria en materia de seguridad técnica de la planta nuclear".
Por su parte, Angelika Claussen, doctora en psiquiatría y psicoterapia y expresidenta de la sección alemana de la IPPNW, enumeró las consecuencias más importantes de la catástrofe de Fukushima desde el punto de vista de la radiación.
En primer lugar, la dimensión de la contaminación con partículas radiactivas es enorme y extensa, aunque por el momento falta un mapa detallado, señaló.
Por otra parte, los científicos determinaron que la emisión de cesio como consecuencia del accidente duplica las cantidades estimadas por las autoridades niponas y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
De las emisiones, el 19 por ciento se extendió sobre la isla de Honshu, el 79 por ciento sobre el Pacífico Norte y el 2 por ciento sobre otros continentes.
Las principales vías de contaminación, al igual que ocurrió con el accidente nuclear de Chernóbil de 1986, son a corto plazo el aire y a largo plazo los alimentos, por lo que las consecuencias para la salud serán comparables a las de la entonces planta soviética.
Para la IPPNW, la conclusión tras las catástrofes atómicas de Chernóbil y Fukushima sólo puede ser una: todas las centrales nucleares del mundo deben ser cerradas para apostar al cien por cien por las energías renovables y la lucha contra el cambio climático.
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