Las alianzas entre organizaciones políticas no prosperan luego de las elecciones

Este 30 de agosto de 2024 culmina el plazo para el registro de alianzas electorales ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Es decir, las organizaciones políticas tienen hasta hoy para decidir si se unen y participan con un solo candidato a la Presidencia, o si se asocian para las listas de asambleístas nacionales y provinciales, en las elecciones de 2025.

Las últimas cuatro elecciones generales muestran que aliarse no es una garantía para conseguir los mejores resultados y que, así ganen o pierdan, los acuerdos no prosperan más allá de la lid electoral.

Hasta el momento, parecería que se cocinan pactos entre las izquierdas. Ayer, 29 de agosto, cinco movimientos presentaron una hoja de ruta o plan de gobierno que se comprometieron a aplicar en caso de ser ganadores. Sin embargo, todavía no anuncian si hay alianzas; extraoficialmente, se conoce que Centro Democrático, Pachakutik, Unidad Popular y Partido Socialista Ecuatoriano mantienen conversaciones.

Por otro lado, del centro a la derecha, el Partido Social Cristiano (PSC) advirtió que no establecerá un acuerdo con Suma, organización política que respalda a Jan Topic, quien en 2023 participó con los primeros.

En 2013 hubo una sola alianza electoral: Pachakutik y Movimiento Popular Democrático (MPD), ahora Unidad Popular. El candidato escogido fue Alberto Acosta, quien consiguió el cuarto lugar con un 4,12 % de los votos. En ese caso había una afinidad ideológica y las conversaciones han perdurado ligeramente, a lo largo de los años. Incluso, nuevamente podrían encontrarse en las elecciones de 2025.

Para 2017, Creo se alió con Suma, organización política de quien en ese momento era alcalde de Quito, Mauricio Rodas. Ambos movimientos, afines a la derecha, presentaron como candidato a la Presidencia a Guillermo Lasso, logrando el segundo lugar.

Sin embargo, los candidatos que llegaron a la Asamblea Nacional, representando a las dos organizaciones, rompieron la alianza a menos de dos meses de posicionarse, porque Suma estaba a favor de prohibir la postulación a una candidatura de elección popular a quienes tengan bienes en paraísos fiscales.

Otra alianza en ese año fue entre Izquierda Democrática, Unidad Popular y Pachakutik, impulsando a Paco Moncayo, quien consiguió el cuarto lugar con 6,71 %.

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En 2021, el correísmo había perdido la representación de Alianza País, por lo que tuvo que buscar a Centro Democrático y Fuerza Compromiso Social para candidatizar a Andrés Arauz, quien perdió en la segunda vuelta ante Lasso. Las dos organizaciones fueron solo vehículos para lograr la participación de los candidatos de la Revolución Ciudadana.

Lasso, por su lado, consiguió la victoria cobijado por una alianza con el Partido Social Cristiano. Sin embargo, cuando llegó al poder hubo serias discrepancias en el manejo político. El PSC buscaba aliarse al correísmo, mientras que Creo discrepó y optó por romper relaciones.

En ese año, en el décimo segundo lugar quedó César Montúfar, candidato de la alianza del Partido Socialista Ecuatoriano y Concertación.

Cuando hubo más alianzas fue en las últimas elecciones anticipadas. Daniel Noboa ganó con Pueblo, Igualdad y Democracia (PID), y Mover, antes Alianza País, ahora extinto. De igual manera, fueron partidos de alquiler, para 2025 el PID participará independientemente, con su propio candidato, Víctor Araus.

Lo mismo pasó con la alianza entre el PSC, Partido Sociedad Patriótica y Centro Democrático, que en 2023 presentaron a Jan Topic como candidato. Ahora, cada uno impulsa a su propio político y hasta hay rencillas entre Topic y el PSC.

El mismo patrón se repitió con Yaku Pérez, que unió a Unidad Popular, Partido Socialista Ecuatoriano y Democracia Sí; y con Otto Sonnenholzner con Suma y Avanza.

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Para el consultor político Alejandro Zavala y el analista Francisco Rocha, la principal respuesta es que no existen organizaciones políticas fieles a sus ideologías y que los acuerdos que se entablan entre unos y otros no responden a los mismos intereses.

Zavala añade que cuando hay un contexto electoral, la única preocupación que tienen los partidos políticos es ganar, pero una vez en el poder, no están de acuerdo con la forma de Gobierno o con la repartición de cargos y responsabilidades, lo que provoca una ruptura.

También considera que un factor importante es el ego de los políticos, a quienes les cuesta ceder espacios de poder.

Rocha, por su parte, añade que a los electores no les interesa las alianzas, sino que votan por figuras que les provocan sorpresa.

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