Daniel Noboa cumple su primer año con tres manifestaciones en menos de un mes: ¿quiénes están detrás de las protestas?

En el último mes, las organizaciones sociales han convocado a tres movilizaciones contra el gobierno de Daniel Noboa. Los apagones, la inseguridad y la compleja situación económica son algunos de los reclamos que resonaron en las calles del Centro Histórico de Quito y otras ciudades, impulsados por estudiantes, trabajadores, indígenas, entre otros.

Sin embargo, también entra en juego el factor electoral, ya que en menos de tres meses los ciudadanos elegirán a su próximo presidente y a los asambleístas. En la contienda participará Noboa, en busca de la reelección, y otros tres candidatos respaldados por las organizaciones sociales y políticas que ahora convocan a las marchas.

Además, las jornadas de protestas coinciden con la víspera del primer aniversario de este gobierno, caracterizado por incentivar el enfrentamiento.

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Las recientes movilizaciones han sido articuladas por las organizaciones sociales que tradicionalmente llaman a las calles, por ejemplo, grupos sindicalistas como el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la Confederación de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut), la Unión Nacional de Educadores (UNE), entre otros.

También participa la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador, la Federación de Estudiantes Politécnicos; así como ciertos sectores indígenas, incluso la misma Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Conaie, dio una rueda de prensa para adelantar que habrá acciones de protesta contra el Gobierno.

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A esas organizaciones se suman unos cuantos grupos de jubilados, comerciantes, grupos revolucionarios de izquierda, etc.

Antonio Ricaurte, exalcalde de Quito y analista político, cree que los colectivos que congregan a manifestarse son los mismos que han estado en las calles durante los últimos años y bajo las mismas consignas.

A su criterio, los voceros y líderes de estos gremios son políticos tradicionales que no tienen mayor aceptación de los ciudadanos comunes y corrientes; por el contrario, pueden generar el rechazo por la paralización del motor comercial y productivo, en esta ocasión en el casco colonial de Quito.

Por eso, cree que Noboa no debe preocuparse del llamado de estas organizaciones, sino de solucionar los problemas que preocupan a la mayoría de ecuatorianos como los apagones, la seguridad y la economía.

Sin embargo, el Gobierno respondió a las movilizaciones con el uso de la fuerza pública. Este 21 de noviembre, el Ministerio del Interior dispuso que la Policía Nacional se despliegue a lo largo del Centro Histórico para impedir el paso de los manifestantes.

Además, el presidente Daniel Noboa informó la detención de dos mujeres que presuntamente habrían intentado ingresar dos millones de dólares desde Panamá, preguntando si es una coincidencia que ese dinero llegue el mismo día que se convocó a marchar e insinuando tendría como objetivo el financiamiento de las protestas.

La agenda de manifestaciones en este último mes comenzó este 31 de octubre, con una convocatoria desde sectores estudiantiles, a propósito del feriado energético decretado por el Presidente. Luego, el 15 de noviembre, el llamado ya tuvo el eco de sectores indígenas y de trabajadores; finalmente, este 21 de noviembre nuevamente fueron los sindicalistas.

Los grupos antes mencionados tienen cada uno a sus candidatos para las elecciones de 2025. Por ejemplo, Leonidas Iza, candidato de Pachakutik, continúa representando a la Conaie, y bajo ese paraguas ha presentado una lista de demandas que exige de Noboa. Además, movilizó a cientos de indígenas en Cotopaxi y deja abierta la posibilidad de movilizarse en Quito.

Para Ricaurte esas acciones no fortalecen su candidatura, porque ratificaría el respaldo de quienes ya lo apoyan.

Jorge Escala, por su parte, es el candidato de las organizaciones como el FUT, CEDOCUT o UNE. Y Pedro Granja, candidato del Partido Socialista, también aglutinado en estas organizaciones.

La politóloga Andrea Grijalva cree que esos candidatos no figuran en la contienda electoral, es decir, tienen muy pocas posibilidades.

Grijalva explica que es normal que al cabo de un año termine el encanto de los ciudadanos con los políticos y que comiencen las críticas, e incluso el llamado a las protestas desde barrios o con iniciativas civiles.

Añade que en el caso de Noboa es mayor la necesidad de respuestas al cabo del primer año porque estará en el poder solo 18 meses, es decir, hasta mayo debería cumplir su plan de campaña y solucionar los problemas de los ciudadanos. También porque pone en juego la posibilidad de reelegirse.