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Más temprano que tarde, el Partido Social Cristiano tendrá que demostrarle al país que su agenda política no es la impunidad. Y la primera prueba de fuego para el futuro presidente de Asamblea, el legislador Henry Kronfle, será defender la investidura del contralor general del Estado, Mauricio Torres, designado por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, a fin de proceder sin más dilaciones con su posesión en el parlamento.
La gran porción de poder que este empresario socialcristiano está por amasar en las próximas horas le otorga también una responsabilidad ineludible. Según la Ley Orgánica de la Función Legislativa, el presidente de la Asamblea tiene en sus manos proponer el orden del día y conducir la agenda de los temas que debe tratar el pleno.
La tarde del martes 14 de noviembre, se conoció que el aspirante más cercano del correísmo a Contralor General del Estado, Juan Falconi Puig, planteó una acción de protección en contra de ese concurso, para volver a bloquear un proceso que ha resultado traumático.
Habría que esperar que, en su sano juicio, ningún juez dé paso a este pedido para que la Asamblea, de inmediato, le tome el juramento de rigor.
Será en este momento cuando se mida la voluntad política de Kronfle y el PSC para alejar, de una vez por todas, los nubarrones alrededor de aquellas fuerzas políticas como el correísmo que se resisten a no tener un contralor a su medida.
Incluso, sería interesante que a partir del viernes 17, cuando el PSC asuma la conducción del legislativo, haya un mensaje de apoyo al trabajo del Cpccs y la comisión que manejó el concurso para evitar más trampas.
De cómo Kronfle administre este problema, dependerá el apoyo ciudadano a su gestión o será la confirmación de los peores presentimientos.
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