15 abr 2025 , 15:35

Correa denuncia fraude ¿En segunda vuelta... o en la primera?

   

    Sí, la votación de Luisa González en las elecciones del domingo fue insólita, porque en 46 años de democracia ninguna candidatura finalista se desinfló tanto como ocurrió, esta vez, con la correísta.

    La historia de nuestro país registra tres grandes palizas electorales. La de 1979, cuando Jaime Roldós sacó 37 puntos de ventaja a Sixto Durán Ballén; la de 1992, cuando Sixto llevó 14 puntos a Jaime Nebot; y, la de 2006, cuando Rafael Correa aventajó a Álvaro Noboa por 13 puntos.

    La cuarta derrota de proporciones es la que Daniel Noboa acaba de propinarle a González. Fueron más de 11 puntos de ventaja con una trágica particularidad: la candidata de la Revolución Ciudadana apenas creció un 2% en comparación con la primera vuelta del 9 de febrero; se adhirieron a ella menos de 90 mil votos.

    Es un diagnóstico grave si se toma en cuenta que, en las elecciones arriba mencionadas, pese a sus pérdidas apabullantes, los electores de Sixto, en 1979, crecieron en un 43,6%; los de Nebot, en un 87% en 1992; y, los de Alvarito en un 83,7%, en 2006.

    En cambio, Luisa González reporta una estanflación patética que, en medio de la crisis existencial de Correa, no produjo otra explicación que la idea del fraude. Es decir, que el presidente Noboa, en contubernio con el CNE, les robó las elecciones.

    Los entendidos en estos asuntos aseguran que un fraude solo es posible cuando la distancia entre los dos candidatos no llega al 3%. Por ejemplo, como lo que denunció Guillermo Lasso con Lenín Moreno, a propósito del apagón que en la noche del escrutinio se produjo en el CNE que comandaba Juan Pablo Pozo, condecorado posteriormente por el gobierno de las manos limpias y los corazones ardientes. En esa ocasión, Moreno –entonces delfín de Correa- superó a Lasso por 2,32 puntos.

    Fue una diferencia de 228 mil sufragios, muchísimo más corta que el millón 167 mil votos que esta vez separan a Noboa de González.

    Poniendo estos números en un contexto político, bien se podría decir que en esta segunda vuelta, de los 12 puntos que estaban en disputa, todos optaron por la reelección presidencial. ¡Incluso el electorado de Leonidas Iza!

    Así, la tesis del robo de las elecciones tomó forma en la agenda de Correa y su candidata. Pero no caló en el resto de figuras de la RC5, como los alcaldes de Quito y Guayaquil, así como los prefectos de Manabí, Azuay, Guayas y Pichincha, demostrándose la crisis interna de esa organización política.

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    Todos ellos están conscientes de que hablar de fraude, en estas circunstancias, es muy peligroso. No solo porque ningún sector del país los acompañará, pues el correísmo ha sido el sector político más mezquino del Ecuador, por no decir de la región, a la hora de procesar las denuncias, con pruebas al canto, que la oposición venezolana hizo a propósito de las elecciones de julio pasado. Por el contrario, todo este tiempo han legitimado la dictadura de Nicolás Maduro.

    Lo más grave de montarse en el discurso del fraude viene por cuenta de las restricciones que el CNE puso en esta segunda vuelta para evitar que la gente fotografíe su voto en la papeleta y con ello sea presa de las vacunas de los grupos delictivos y del chantaje de los políticos que comandan alcaldías, prefecturas e instituciones públicas. A eso se suman todos los ajustes que ADN hizo a su control electoral para no descuidar el procesamiento y transmisión de las actas de escrutinio en una sola mesa.

    Ha llamado la atención que cuando estas medidas cobraron efecto en la reciente elección, la candidatura de González se desbarató por completo, surgiendo así una poderosa interrogante. ¿No será que el verdadero fraude se consumó el 9 de febrero impidiendo que Noboa ganase en una sola vuelta como lo anticipaban las encuestas y exitpoll de ese día? Quizás el país nunca tenga respuestas o no le convenga saber... Por eso, buena parte del correísmo ha preferido, esta vez, no apoyar al expresidente prófugo en Bélgica.

    *La alta asistencia de los adultos mayores en estas elecciones. Decenas de miles de personas de la tercera edad fueron parte, con patriotismo y fervor, del llamado ciudadano a que fueran a votar el 13 de abril por un proyecto que defienda y preserve la democracia. Las postales tan emotivas de los viejitos en las urnas demuestran la gran valentía y espíritu cívico de nuestro país. Debemos sentirnos orgullosos de ellos. Fue algo histórico. https://www.ecuavisa.com/la-noticia-a-fondo/elecciones-ecuador-2025-segunda-vuelta-voto-adultos-mayores-facultativo-MK9084916
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