Cada etapa vital nos da herramientas para aprender un idioma.
Es una fría mañana de octubre en el jardín infantil bilingüe Spanish Nursery, en el norte de Londres.
Los maestros les dan la bienvenida a los niños con alegría: "¡Buenos días!", les dicen a los que hablan inglés, mientras que una niña le pide a su profesora que le haga "la coleta", así en español.
"A esta edad, los niños no aprenden el lenguaje, lo adquieren", le dice a la BBC la directora de Spanish Nursery, Carmen Rampersad.
Y en este lugar, en plena capital británica, para muchos de los niños el español es la tercera - e incluso la cuarta- lengua que hablan.
Las lenguas maternas de los niños que ahora corren por el patio de juegos son el croata, el hebreo, el coreano y el holandés, por nombrar algunas.
Los niños están adaptados para escoger los acentos nativos. Pero cada una de las etapas de la vida brinda algún tipo de beneficio lingüístico.
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Y si comparamos esta facilidad para expresarse que ellos tienen con la dificultad de los adultos que estudian cualquier idioma extranjero, puede ser fácil concluir que lo mejor es empezar a aprender desde joven.
Pero la ciencia ofrece una respuesta mucho más compleja sobre cómo nos relacionamos con el lenguaje a lo largo de nuestra vida.
Desde el vientre
Hablando de manera general, cada etapa vital nos da herramientas para aprender un idioma.
De bebés podemos escuchar mejor diferentes sonidos, cuando somos niños podemos adquirir y reconocer distintos acentos. Y de adultos, tenemos mayor capacidad de atención, lo que nos permite adquirir más vocabulario.
Antonella Sorace, profesora de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, da un ejemplo de lo que se conoce como "aprendizaje explícito".
Algunos investigadores han encontrado que los adolescentes tienen ventajas sobre los niños a la hora de aprender un idioma.
Es decir, estudiar un idioma con un profesor que nos explique las reglas gramaticales.
"Los niños no son muy buenos en aprendizaje explícito, porque no tienen el control cognitivo ni la capacidad de prestar atención y la memoria. Los adultos, en cambio, son mucho mejores en este aspecto", dice.
Un estudio realizado por investigadores en Israel encontró, por ejemplo, que los adultos eran mejores para comprender una regla de lenguaje creado artificialmente y aplicarla a nuevas palabras en condiciones de laboratorio.
Los científicos compararon tres grupos separados: niños de 8 años, niños de 12 años y adultos jóvenes. Los adultos obtuvieron calificaciones más altas que los dos grupos de menores, y los de 12 años también obtuvieron mejores resultados que los niños más pequeños.
Incluso las personas aprenden una palabra nueva cada día en su idioma nativo"
Ahora, en lo que sobresalen los niños es en el lenguaje implícito: esto es, en escuchar a las personas que hablan su idioma nativo e imitarlas.
Pero este tipo de aprendizaje requiere un montón de tiempo con personas que hablen su idioma nativo.
Incluso los recién nacidos lloran con un acento, ya que tratan de imitar la voz que escucharon cuando estaban en el vientre.
En 2016, el Centro de estudios "Bilingüismo Importa", preparó un reporte interno sobre las clases de mandarín en las escuelas primarias oficiales en Escocia.
Y halló que una hora a la semana no hacía ninguna diferencia en los niños de 5 años. Pero que media hora más y con la presencia de una persona que hablara el mandarín como su idioma nativo, ayudaba a los niños a obtener algunos elementos del idioma que normalmente resultan difíciles para los niños, como las tonalidades.
Fácil adquisición
Todos comenzamos nuestra vida como lingüistas naturales.
Los bebés incluso balbucean en su lengua materna"
Cuando somos bebés, podemos escuchar las 600 consonantes y las 200 vocales que componen las lenguas del mundo.
En nuestro primer año, nuestro cerebro comienza a especializarse, sintonizando los sonidos que escuchamos con mayor frecuencia. Y de hecho, los niños comienzan a balbucear en su lengua materna.
Cuando una familia se muda de país, a menudo son los niños los que aprenden el idioma más fácil, pero esto es tal vez para su supervivencia social.
Por eso no hay duda, señala Sorace, que los primeros años son cruciales para adquirir nuestro lenguaje.
Pero sorpresivamente, ese estándar no es el mismo para el aprendizaje de idiomas foráneos.
"Lo más importante es comprender que a esa edad hay muchas otras cosas pasando", explica Danijela Trenkic, una psicolingüista de la Universidad de York.
El vínculo emocional es lo que te hace mejor en el aprendizaje de idiomas"
Danijela Trenkic, investigadora
Pero cuando se comparan las habilidades del lenguaje de los niños con las de los adultos, Trenkic señala con firmeza:
"No se puede comparar la manzana con una manzana".
Ella da el ejemplo de una familia que se muda a un nuevo país. Generalmente, son los niños los que aprenden más fácilmente que sus padres el nuevo idioma.
"Crear una conexión emocional es lo que hace que seas mejor con el aprendizaje de un idioma", dice Trenkic.
Pero esto tiene que ver con que los hijos lo escuchan en el colegio, mientras sus padres trabajan en casa o en una oficina y están, en general, más aislados.
Los niños, además, podrían tener la necesidad urgente de dominar el nuevo idioma porque les es fundamental para sobrevivir socialmente: hacer amigos, ser aceptado.
"En mi experiencia, crear una conexión emocional es lo que hace que seas mejor con el aprendizaje de un idioma", dice Trenkic.
A principios de este año un estudio de MIT encontró, a través de un examen virtual por internet a 67.000 personas, que para adquirir un nivel de conocimiento gramatical igual al de un hablante nativo, lo mejor es comenzar a estudiar hacia los 10 años.
Después de esa edad, la capacidad comienza a reducirse.
Sin embargo, ese estudio también logró determinar que podemos mejorar nuestro idioma nativo con los años. Por ejemplo, solo aprendemos a dominar completamente nuestro propio lenguaje a los 30 años.
Incluso los hablantes nativos aprenden una palabra nueva en su propio idioma cada día.
Esto se une a otros estudios que señalan que aprendemos una palabra nueva en nuestro idioma hasta cierta edad adulta.
Trenkic señala que el estudio del MIT analizó algo extremadamente específico: la capacidad de aprobar un examen para un hablante nativo en términos de precisión gramatical, lo que para el estudiante promedio de idiomas puede no ser tan relevante.
"La gente a veces pregunta, ¿cuál es la mayor ventaja de las lenguas extranjeras? ¿Ganaré más dinero? ¿Seré más listo? ¿Me mantendré más saludable? Pero, en realidad, la mayor ventaja de saber idiomas extranjeros es poder comunicarse con más personas ", dice ella.
Trenkic es originaria de Serbia. Ella solo comenzó a hablar inglés de manera fluida a los 20 años, después de mudarse a Reino Unido.
Pero a pesar de eso, señala que todavía comete errores gramaticales, especialmente cuando está cansada.
Los intereses de los estudiantes de idiomas pueden variar según sea las expectativas que se tengan.
"Más allá de eso, y esto es importante, puedo hacer cosas maravillosas en inglés", dice.
"Puedo disfrutar de libros muy interesantes y producir textos coherentes con calidad suficiente para ser publicados".
De hecho, el quiz de MIT la clasificó como "persona que hablaba el inglés como su lengua nativa".
En el jardín Spanish Nursery, donde los profesores están cantando el "Feliz Cumpleaños" y en la pequeña biblioteca hay libros para niños en hebreo, su directora también comenzó tarde a aprender otro idioma.
Rampersad creció en Rumania y solo dominó el inglés cuando se mudó acá cuando tenía 20 años.
Sus hijos aprenden el español en el Jardín Infantil. Pero quizás el lingüista más aventurero sea su marido. Originario de Trinidad, aprendió rumano de su familia, que vive cerca de la frontera con Moldavia.
"Su rumano es excelente", dice ella. "Lo habla con un acento moldavo. Es hilarante".
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