José, un chico de 14 años que fue víctima de la trata de personas

Esta es la historia de un joven de 14 años que se suicidó luego de haber sido violado. Un mes después, los padres de José accedieron a exhumar el cuerpo y descubrieron con horror, que él aún mantenía las huellas de haber sido violado. El adolescente había caído en las redes de la trata de personas, en donde la vida de los seres humanos tiene un precio.

 

 

“Cogía a los niños y les decía que les pagaba 400 dólares por unas 4 fotos y así les ofrecía darles cada vez más”, comentó el padre de José. 

 

En Manabí, al menos 6 menores fueron víctimas de redes de trata de personas. Las investigaciones de la Policía Nacional y la Fiscalía determinaron que José no fue la única víctima en esta provincia. Los tratantes no solo publicaban las fotos, también comercializaban videos de cada violación. 

 

El fiscal provincial de Manabí, Vicente Párraga, descubrió que el responsable se hacía pasar como miembro de la Dirección Nacional de Policía Especializada para niños, niñas y adolescentes (Dinapen). Así reclutaba a los niños y también les pagaba por buscar a más víctimas.

 

“Les ofrecía dinero para que le enviaran fotos en ropa interior o desnudos, las que iban usar en una revista en Colombia y Venezuela”, comentó Párraga.

 

Lo que inicialmente parecía un suicidio terminó siendo trata de personas, un delito que toma fuerza por la falta de información.

 

La trata es el comercio ilegal de un ser humano mediante amenazas y el uso de la fuerza. El tratante ejerce varios tipos de explotación:

 

• Sexual
• Laboral
• Servidumbre
• Mendicidad
• Adopciones irregulares
• Matrimonios forzados
• Tráfico de órganos
• Reclutamiento para la guerra

 

La trata de personas es un delito internacional que viola los derechos humanos. En Ecuador y según la gravedad, la sanción es de hasta 26 años de prisión. En el caso de José su victimario recibió 16 años, por ello, su familia pide a la justicia endurecer la sanción.

 

A esta familia la trata de personas le arrebató un hijo. Ahora, ellos se preguntan cuántas víctimas más habrán muerto con un diagnóstico equivocado.