Varios profesionales han tenido que reinventarse para subsistir debido al COVID-19.
La pandemia del coronavirus además de ser una emergencia sanitaria, es económica y social, generando entre otras cosas, que miles de personas se queden sin empleo, lo que en Ecuador llama la atención por las frías estadísticas.
Luis Poveda, Ministro de Trabajo de nuestro país, reveló el pasado 12 de junio del presente año, que se contabiliza un total de 173.000 trabajadores desvinculados de sus cargos. De este número, alrededor de 17.000 entre marzo y junio fueron separados alegando la causal de caso fortuito o fuerza mayor.
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) titulado ‘El COVID‑19 y el mundo del trabajo‘, señala que: “Más de uno de cada seis jóvenes ha dejado de trabajar desde el comienzo de la pandemia“.
Según reveló un estudio del Observatorio de Comercio Electrónico de la Universidad Espíritu Santo (UESS) el 32% de las empresas ecuatorianas se vieron obligadas a detener sus ventas durante la cuarentena, mientras que otro 56% vio una drástica caída comercial.
Son muchos los ciudadanos entre hombres y mujeres que por dichas cifras, han tenido que migrar a empleos que no tienen nada que ver con sus profesiones, como son los casos que mostramos a continuación.
Roger Pulido, de 35 años de edad, quien se graduó como Tecnólogo en Diseño Gráfico y Comunicación Visual, hoy en día es uno de los profesionales que debido a la emergencia sanitaria se vieron obligados a cerrar sus negocios.
Hasta hace cerca de tres meses, y por poco más de ocho años, Pulido se dedicaba a trabajar con distintas marcas nacionales e internacionales para la elaboración de catálogos, en un estudio de diseño que él mismo fundó.
Por el alto a la productividad de dichas empresas y la falta de ingresos, Roger cuenta que se vio obligado a trasladarse a un negocio totalmente distinto a su profesión, como es la elaboración y repartición de empanadas de maíz.
Roger detalla que se inclinó por este emprendimiento debido al apoyo de su esposa, quien es parte del proceso de elaboración y al conocimiento que él adquirió hace 10 años, cuando trabajó por temas de diseño para una fábrica de empanadas en Quito.
“Al principio de la pandemia, lo que yo hice fue ponerme a vender empanadas como para pasar el tiempo y nunca me esperé la gran acogida de la gente para con el producto, eso hizo que semana a semana crezca la demanda de pedidos, lo que hizo que me interesara más el industrializarme“, comenta Pulido desde la cocina de su casa ubicada al sur de Guayaquil en donde hace las empanadas ‘Don Empanadón‘.
Roger cuenta que promociona su producto en redes sociales y que concreta las ventas mediante WhatsApp, atendiendo él mismo a los clientes de manera personal.
Otro de los casos es el de José Manuel Gómez y Juan Guerrero, quienes son abogado y periodista de profesión respectivamente.
José Manuel manifiesta que fue despedido del estudio jurídico en donde trabajaba, debido a la crisis generada por el coronavirus, por lo que junto a su socio se trasladaron al emprendimiento de la venta de asados.
Desde la parrilla de la casa de uno de ellos atienden los pedidos que son solicitados por redes sociales en diferentes partes de la ciudad. En este caso, ellos trabajan con un motorizado que hace la entrega de los diferentes cortes de carnes que tienen a disposición en ‘Parrilla Fest‘.
Gómez revela que desde que empezó el COVID-19 en el país, los profesionales en el derecho se vieron suspendidos en sus actividades, obligándolos a tomar otros tipos de alternativas para poder generar ingresos diarios y mensuales a sus familias.
El abogado de profesión dio a conocer que: “Estamos enfocados 100% en la parrilla“, esto ya que anteriormente pasaba sus días en los juzgados.
Por último, José Manuel envió un mensaje a todos los emprendedores: “Los invitamos a romper esa barrera del miedo. Salgan adelante, enfóquense en su negocio, nada más que en su negocio, que los resultados serán el fruto de su esfuerzo“.
Recomendadas