Víctimas de pederastia describen el horror padecido en cumbre del Vaticano
Los nombres de las víctimas no fueron revelados por respeto.
Víctimas de pederastia describieron este jueves en el Vaticano el horror padecido ante los líderes de la Iglesia reunidos en una cumbre histórica sobre el tema convocada por el papa Francisco.
Los nombres de las víctimas no fueron revelados por respeto, aunque el relato de sus historias tiene como objetivo sacudir las consciencias de los obispos para que asuman el combate contra la pederastia con firmeza y responsabilidad.
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- Víctima de Suramérica -
"Una vez que uno se atreve a ir a contar, en nuestro caso, por ejemplo yo, lo primero que pensé es: voy a ir a la Santa Madre Iglesia, donde me van a oír y me van a respetar. Lo primero que hicieron fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo y otros, eramos enemigos de la Iglesia", contó el primer testimonio ante unos 200 prelados, entre patriarcas, cardenales, obispos, secretarios de congregaciones.
"Yo sé que están hablando sobre cómo terminar y cómo empezar de nuevo y cómo reparar todo este daño", reconoció.
"Primero, perdones falsos, perdones obligados ya no funcionan. A las víctimas hay que creerles, respetarlas, cuidarlas y repararlos. Hay que reparar a las víctimas, hay que estar con ellos, hay que creerles, hay que acompañarlos", solicitó.
"Yo les pido que oigan a lo que el Santo Padre quiere hacer, no asientan con la cabeza y después hagan otra cosa", dijo.
- Víctima de África -
El segundo testimonio es una mujer, que mantuvo relaciones sexuales con un sacerdote por trece años seguidos. Confesó que abortó en tres ocasiones.
"Simplemente porque él no quería un preservativo ni un método anticonceptivo. Al principio tenía tanta confianza en él, que no sabía que podía abusar de mí", afirmó.
"Él me golpeaba. Y como yo dependía totalmente de él económicamente, sufrí todas sus humillaciones", resumió.
"Los religiosos tienen los medios para ayudar y también tienen los medios para destruir. Deben comportarse con responsabilidad, como personas sensatas", instó usando un lenguaje sencillo.
- Víctima de Europa del Este -
El tercer testimonio, un sacerdote de 53 años, sufrió abusos cuando era adolescente, después de la conversión, por parte de un sacerdote.
"Él tocaba mis partes. Pasé una noche en su cama. Esto me hirió profundamente. La otra cosa que me hirió fue el obispo a quien, después de muchos años como adulto, le hablé de lo que había pasado", relató.
"El obispo me atacó sin tratar de entenderme, y eso me hirió. Por un lado el sacerdote y por otro este obispo ... ¿Que qué siento? Me siento mal, porque ni ese sacerdote ni el obispo respondieron a mi carta, y ya han pasado ocho años (...) ¿Qué me gustaría decir a los obispos? Que escuchen a estas personas, que aprendan a escuchar a las personas que hablan", dijo.
- Víctima de Estados Unidos -
El cuarto testimonio va más allá al ser interrogado sobre su herida como abusado.
"¿Qué es lo que más me ha herido? Al reflexionar sobre esta cuestión, pienso en la totalidad... en la plena realización de la pérdida total de la inocencia de mi juventud y en cómo eso me ha afectado hoy en día", contó.
"Yo pediría a los obispos liderazgo. Liderazgo, visión y coraje. Eso es a lo que respondo, eso es lo que espero ver", subrayó.
- Víctima de Asia -
El quinto y último testimonio proviene de un país asiático y es uno de los más desgarradores.
"He sido acosado sexualmente durante mucho tiempo, más de cien veces, y este acoso sexual me ha creado traumas y recuerdos a lo largo de mi vida. Es difícil vivir la vida, es difícil estar con gente, conectarse con la gente", reconoció.
"Cada vez que he hablado con los Provinciales y con los Superiores Mayores, todos han encubierto prácticamente cada asunto, han encubierto a los autores y eso a veces me mata", aseguró.
"Hace mucho tiempo que doy esta batalla... y la mayoría de los Superiores, por razones de amistad, son incapaces de detenerlo", lamenta.
"Pido (...) actos firmes" que "pongan en su lugar al perpetrador", clamó.
"Si queremos salvar a la Iglesia, los perpetradores deben ser castigados. Pido a los obispos que sean claros en esta materia, porque esta es una de las bombas de tiempo que están ocurriendo en la Iglesia de Asia", concluyó.
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