Uniformados revelan que multitud lanzó bombas molotov al interior del retén.
Quemado, con el tumbado destrozado y varios pedazos de adoquín que fueron lanzados en su interior, el retén policial de Posorja continúa siendo utilizados por uniformados dos días después de la masacre en la que murieron 3 personas.
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Según la Fiscalía, los 8 detenidos que guardan prisión preventiva fueron reconocidos de manera plena por los policías presentes en el derramamiento de sangre.
En el dormitorio de los gendarmes se observa la magnitud de la trifulca registrada el martes 16 de octubre de 2018.
De acuerdo con Diego Castro, jefe zonal de la Policía, la multitud lanzó piedras que terminaron destruyendo el tejado del UPC compuesto por eternit y cielo raso.
Incluso, intentaron romper la pared y lanzaron bombas molotov al UPC para provocar incendios y dispersar a la Policía, con el objetivo de sacar a los tres sospechosos de robo allí congregados.
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Las autoridades aseguraron que el linchamiento fue un caso aislado, y que a excepción de ese evento los delitos han disminuido en la parroquia, que es resguardada por 24 agentes permanentes.
Este número se incrementó a 70 tras el ajusticiamiento en una comunidad que alberga a 27 mil personas aproximadamente.
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