09 ene 2015 , 07:12

Ataque a Charlie Hebdo: ¿debe haber límites a la libertad de expresión?

   

El ataque en las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo, generó un intenso debate.

Monjas, mezquitas, el Papa, rabinos, Jesucristo y el profeta Mahoma.

 

¿Está bien que los caricaturistas ridiculicen a todos y a cualquiera, se ofenda a quien se ofenda?

 

El ataque en las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo en París, que dejó 12 muertos, generó un intenso debate entre los lectores de BBC Mundo.

 

"¿Solidarizarse con una revista basura? Sí con los deudos de los fallecidos pero no con la revista. Cuando la libertad de expresión se convirtió en falta de respeto a las culturas?", escribió Gino Cruz en Facebook.

 

Yogua Samayoa respondió: "La religión no es y nunca debería ser exenta del criticismo".

 

"¿Quién dice que algo es ofensivo? ¿quién lo decide? No vamos a autocensurarnos", cuestiona Enrique Tullett.
 

"La libertad de expresión debe implicar respeto a los demás, no insultos desmedidos", dice Otto Fuentes. Y el argumento, como ven en la imagen, se repitió en Twitter.

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BBC Mundo habló con dos caricaturistas, uno en el mundo árabe y otro en América Latina, con opiniones muy diferentes sobre la pregunta clave planteada por la masacre en París: ¿debe haber límites a la libertad de expresión?

 

KHALID ALBAIH, caricaturista musulmán, nació en Sudán y vive en Qatar

 

 

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Personalmente no soy un fan de la revista Charlie Hebdo y no estoy de acuerdo con lo que hacen. Siempre encontré que era una revista racista y vulgar y no me gusta para nada su línea editorial, pero claro que condeno el ataque, nadie de ninguna religión podría estar de acuerdo con eso. Los extremistas no tienen derecho a matar a nadie.

 

Vivo y trabajo en Medio Oriente y soy musulmán. Estas dos cosas tienen mucho significado. Esta es una sociedad muy compleja cuando se trata de temas sociales y religiosos. En esta región no ridiculizamos a figuras religiosas como el profeta Mahoma.

 

No es ni siquiera una cuestión de autocensura. Es algo que nace de nuestra crianza, no es aceptable para nosotros. Como musulmanes, ese no es nuestro sentido del humor.

 

La religión es una gran parte de nuestra cultura y no conozco a ningún ilustrador en esta región, cristiano o musulman, que ridiculizaría la religión.

 

Sí ridiculizamos a presidentes y políticos y arriesgamos nuestra vida por ello.


 

Aquí no tengo la misma libertad que mis colegas en Occidente y entiendo por qué algunos están dispuestos a morir para defender esa libertad. Mis ilustraciones fueron rechazadas por periódicos por la censura y trabajo exclusivamente en redes sociales.

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Pero siempre me pregunto, ¿qué quiero lograr con mi ilustración? ¿Mostrar que tengo total libertad y no tengo miedo de nadie y puedo hacer lo que quiera? ¿O quiero llegar a la gente y crear ciertos puentes?

Creo que los caricaturistas tienen la responsabilidad de transmitir un mensaje y no simplemente alimentar los estereotipos que circulan en los medios de prensa.

 

El resto del mundo culpa a los musulmanes moderados. Y los extremistas también culpan a los musulmanes moderados, nosotros somos los más afectados, cada día muere mucha gente en Siria, Irak, Libia.

 

Para ilustrar o hablar de temas como el Islam o los derechos de la mujer realmente hay que estudiar esta situación y plantearse cómo sera tomado el mensaje que uno quiere dar.

 

Con internet y redes sociales tenemos la oportunidad de conocernos mucho más. Mi idioma materno es el árabe pero ilustro en inglés o sin palabras porque quiero que la gente en Occidente vea mis caricaturas y entienda nuestro punto de vista sin las distorsiones de la prensa.

 

Hay que comprender que una broma en Sudamérica, París o Londres puede no causar ninguna gracia aquí.

Tienes la libertad de expresión para decir lo que quieras, pero no esperes que acepte tu trabajo. Creo que publicaciones como Charlie Hebdo alimentan los estereotipos sobre el Islam, los musulmanes y los árabes.

 

Aún si no creo en el profeta Mahoma, si sé que ridiculizando al profeta voy a causar más y más ira, ¿es eso lo que quiero lograr?

 

Es una pregunta que cada caricaturista debe responderse.

FRANCISCO JAVIER OLEA, ilustrador chileno
 

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Yo personalmente creo que no debe haber límites a la libertad de expresión, pero creo que cada caricaturista se pone sus propios límites según su tipo de humor.

 

Yo la verdad que desde mi punto de vista soy mucho menos belicoso y hablo más de emociones, de miedos, de cosas mucho más existenciales.

 

En mi caso no me nace hacer ningún tipo de humor que pueda ofender a alguien, pero hay gente así, que su tipo de humor es más mordaz, que quiere quizás ir más al choque y creo que tiene la completa libertad de hacerlo.

 

No creo que haya que reglamentar el humor dentro de ciertos cánones morales o éticos y que haya vacas sagradas que no se pueden tocar.

 

Hoy en día no debería existir ninguna religión que sea intocable porque de lo contrario se va potenciando el fundamentalismo, lo que uno hace es potenciar cosas que no se pueden tocar y que si las tocas te matan.

 

Los ilustradores de Charlie Hebdo ya estaban con protección policial porque sabían en lo que se estaban metiendo. Los tipos fueron una especie de mártires de la libertad de opinión porque siguieron adelante a pesar de haber tenido muchas amenazas, ya les habían anunciado que esto era en serio.

 

Tuvieron la oportunidad de parar pero no lo hicieron, lo que los hace un poco los héroes de la libertad de opinión.

 

Ellos lucharon hasta el final por lo que pensaban y murieron en lo que ellos creían, para mí son unos héroes.

 

La caricatura no es una ofensa burda, hay un trabajo, una reflexión, una vuelta de tuerca, una metaforización de la burla y un trabajo creativo.

 

Uno va a galerías de arte y ve pinturas que son fuertes en cuanto a discurso y pueden molestar a mucha gente, pero por tener un giro, el fuero artístico, ya están en otro nivel y siento que la caricatura esta ahí.

 

En este tipo de instancias en que el común del mundo entero se conmueve, Twitter pasa a ser un libro de condolencias donde cada uno manifiesta sus primeros sentimientos y mi primer sentimiento son dibujos.

 

El poder del dibujante por lo menos en Twitter es que la gente busca en las redes sociales algo que responda a su emoción y generalmente las imágenes son bastante más potentes que el discurso más largo. Si alguien se puede poner una polera y salir a la calle con ese dibujo es algo muy potente.

 

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