El estudio encontró que incluso aumentos moderados de la temperatura ambiente pueden tener un impacto significativo en nuestra capacidad mental.
Las olas de calor no solo agotan nuestro cuerpo, sino que también pueden afectar negativamente nuestro cerebro. Un estudio reciente publicado en la revista Environmental Health Perspectives ha investigado el impacto del calor extremo en la función cognitiva y el estado de ánimo.
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El estudio encontró que incluso aumentos moderados de la temperatura ambiente pueden tener un impacto significativo en nuestra capacidad mental. Los participantes expuestos a temperaturas de solo 30°C durante una hora experimentaron una disminución del 10% en su rendimiento en pruebas de memoria, tiempo de reacción y funciones ejecutivas.
Los investigadores sugieren que el calor afecta el cerebro de varias maneras:
Deshidratación: El calor puede provocar deshidratación, lo que puede afectar el flujo sanguíneo al cerebro y privar a las neuronas de oxígeno y glucosa. Inflamación: El calor puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el cuerpo, que puede afectar las células cerebrales. Estrés: El calor puede aumentar los niveles de estrés, lo que puede interferir con la cognición y el estado de ánimo. Lea: Jardines y plantas: un oasis de frescura en tu exterior Los efectos del calor en el cerebro pueden ser particularmente graves para:
Personas mayores: Los adultos mayores son más propensos a sufrir deshidratación y tienen un sistema cardiovascular menos eficiente para regular la temperatura corporal. Niños: Los niños pequeños tienen una mayor superficie corporal en relación con su peso, lo que les dificulta disipar el calor. Personas con enfermedades crónicas: Las personas con enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, diabetes o enfermedades renales pueden ser más sensibles a los efectos del calor en el cerebro. El estudio destaca la importancia de protegerse del calor extremo, especialmente durante las olas de calor.
Algunas medidas que se pueden tomar para reducir el impacto del calor en el cerebro incluyen:
Beber mucha agua: Es importante mantenerse hidratado bebiendo agua regularmente, incluso si no se siente sed. Evitar la actividad física intensa al aire libre durante las horas más calurosas del día. Usar ropa ligera y holgada. Permanecer en lugares frescos y con sombra. Tomar baños o duchas frías. Usar un ventilador o aire acondicionado. Monitorear la temperatura corporal y buscar atención médica si experimenta síntomas de deshidratación o golpe de calor. Al tomar estas medidas, podemos ayudar a proteger nuestro cerebro de los efectos nocivos del calor extremo.