¿Hasta qué punto es la ansiedad una emoción normal?
La ansiedad es un fenómeno normal. Pero para algunas personas, se vuelve permanente...
Todos sentimos ansiedad ante las incertidumbres de la vida.
Nos da miedo ponernos enfermos o perder a seres queridos. Esta emoción es normal y se puede considerar que desempeña una función en nuestra capacidad de adaptarnos a lo que nos sucede.
Pero para muchos de nosotros, . Entonces, nos cuesta conciliar el sueño o concentrarnos. Nuestra mente se aferra a pensamientos de los que no logramos distanciarnos. La ansiedad aparece sin avisar y de repente el pánico se cierne sobre nosotros.
Nuestros familiares y amigos no siempre comprenden ese sufrimiento que no responde a una anomalía que pueda observarse o a un problema concreto. Pero la ansiedad está claramente ahí y nos arruina la vida.
Cuando la ansiedad se vuelve enfermiza
En algunas personas, en ciertas situaciones y en momentos concretos de la vida, Para poder calificarse como tal, deben cumplirse cuatro condiciones:Afecta a una de cada cinco personas
De este modo, los trastornos de ansiedad se diferencian de la ansiedad normal por la presencia de varios síntomas intensos, duraderos, que generan un verdadero malestar y entorpecen la vida diaria, el trabajo o los momentos de ocio.
Estos trastornos afectan a alrededor de una de cada cinco personas y existen diversos tipos.
El : se define por la repetición de ataques de pánico (crisis agudas de angustia), algunos de los cuales son imprevisibles y suponen molestias diarias y una ansiedad anticipada ("miedo a tener miedo") casi permanente.
Las : se caracterizan por un temor intenso y percibido como excesivo ante objetos o situaciones que no son peligrosos realmente.
Cualquier enfrentamiento (real o imaginario) con el objeto o la situación que las causan provoca una ansiedad que puede ser grave y llegar a desembocar en un ataque de pánico.
No obstante, la angustia desaparece en el momento en que la persona se siente "a salvo".
Se distinguen dos formas de fobia:
Temor a la opinión de los demás y a ser juzgados
Las (también denominadas trastornos de ansiedad social) se caracterizan por un temor intenso a la opinión de los demás y a que nos juzguen.
La persona teme exponerse a actividades diarias como hablar o actuar en público.
Las fobias sociales responden a un verdadero trastorno de ansiedad que no hay que confundir con simple timidez.
El se caracteriza por una preocupación prácticamente permanente y duradera (al menos seis meses), relativa a distintos motivos de la vida diaria (riesgo de accidentes o de enfermedades de uno mismo o de familiares, anticipación de problemas financieros o profesionales, etc.), sin que sea posible "entrar en razón" y controlar estos pensamientos.
Estos generan un estado de tensión permanente, tanto física como psíquica.
La ansiedad, en las distintas formas citadas anteriormente, constituye .
Diversos estudios realizados sobre un gran número de sujetos en todo el mundo demuestran que entre el 15% y el 20% de los encuestados sufre un trastorno de ansiedad en algún momento de la vida, según un estudio publicado en 2005.
Las fobias específicas son las más frecuentes (11,6%), seguidas de la ansiedad generalizada (6%), las fobias sociales (4,7%), el trastorno de pánico (3%) y la agorafobia (1,8%).
Afecta a más mujeres que a hombres
Los estudios han demostrado que (personas de 18 a 35 años) (ansiedad por separación, fobia social…). Tras un periodo de estabilidad en la mediana edad, se observa
Todos los estudios indican que la ansiedadEsta particularidad no tiene una sola explicación y se han planteado varias hipótesis, como características biológicas y hormonales, factores sociológicos (la función social de las mujeres) o psicológicos (sensibilidad).
Los trastornos de ansiedad afectan a todas las categorías sociales y a personas de todos los orígenes.
La ansiedad parece ser Esto se atribuye al estrés de las ciudades relacionado con la urbanización. La contaminación también podría desempeñar una función en el sistema neurobiológico de la ansiedad.
Durante mucho tiempo, la ansiedad se atribuyó a una naturaleza débil y emotiva o a una falta de voluntad, antes de que se reconociera que tenía causas tanto médicas como psicológicas que no se han precisado todavía.
¿Exageración de un funcionamiento biológico normal?
En cuanto a la biología, los investigadores no han encontrado ninguna anomalía y apuntan más bien una exageración del funcionamiento biológico normal.
No se ha encontrado ningún gen que codifique un neurotransmisor o una enzima implicada en la biología de la ansiedad.
Los nuevos métodos de exploración como el diagnóstico por imagen (escáner, resonancia magnética), la neurobiología y la genética demuestran
Al sufrir ansiedad, las estructuras del cerebro implicadas en la reacción del miedo muestran sensibilización, como indica un estudio publicado en 2016.
Por lo tanto, para las personas que presentan una vulnerabilidad genética, la intervención en los factores de estrés y sus consecuencias psicológicas sigue siendo la mejor forma de prevenir la aparición o la evolución de un trastorno de ansiedad.
Sabemos que la ansiedad no puede explicarse únicamente por la biología y la genética.
También existen , como los acontecimientos vividos en la infancia, la educación y las experiencias que han dado forma a nuestra personalidad.
La ansiedad es una emoción fundamental, necesaria en el desarrollo del niño, en la construcción de su personalidad y su adaptación al mundo y a sus peligros.
Aceptar la ansiedad
y podemos aprender a aceptarla para que deje de ser un obstáculo en la vida.
Se puede actuar sobre la propia ansiedad.
Cuando se tiene un carácter ansioso, no se va a cambiar, pero, poco a poco, podemos reaccionar de forma totalmente distinta ante circunstancias que antes fomentaban la mecánica de la ansiedad. Con el tiempo, podemos llegar a comprender mejor nuestras reacciones.
Cuando la ansiedad es más fuerte y más resistente, podemos recurrir a tratamientos.
Los medicamentos ansiolíticos calman de forma transitoria la ansiedad, pero exponen a la dependencia.
Como tratamiento de fondo, se recomiendan No obstante, hay que limitar el consumo de medicamentos y proponer otros métodos igualmente eficaces, sobre todo las psicoterapias.
Los medicamentos se prescriben cuando es necesario mitigar los síntomas y cuando no es posible hacerlo de forma inmediata con otros medios.
No hay que considerarlos como un fin en sí mismos, sino que se debe recibir otro tratamiento que implique un compromiso personal, como las terapias cognitivas y conductuales (TCC).
Con se pueden aliviar también los síntomas.
Las TCC y la meditación de conciencia plena tienen una eficacia equivalente a los medicamentos, con la ventaja de que sus efectos son más estables y, además, evitan la recaída.
* Dominique Servant es psiquiatra, jefe de la Unidad de Estrés y Ansiedad del Hospital Universitario de Lille, Francia y Director de Enseñanza en el Isite en la Universidad de Lille Nord-de-France.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Está reproducido bajo la licencia Creative Commons.
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