La joven a la que le apareció acné severo de un día para otro

Judith dice que el acné severo le salió a los 23 años, después de haber pasado por la adolescencia sin apenas tener problemas de granos.
20 abr 2017 , 08:41
Redacción

Judith dice que el acné severo le salió a los 23 años.

 

"No creo que alguien que nunca lo haya tenido pueda entender cuánto te afecta mentalmente", le dijo esta joven escocesa a la BBC.

 

"Me desperté una mañana y tenía bultos en el mentón y en la frente. Después fue empeorando más y más y no había manera de cubrirlos con maquillaje", recuerda dos años después.

 

Judith dejó de salir porque no quería que la vieran en público y no dormía bien porque le dolía la cara.

 

Sus compañeros de trabajo llegaron a preguntarle si tenía la varicela porque tenía granos rojos visibles en distintas partes del cuerpo.

 

"Con el tiempo se convirtieron en granos grandes y quísticos que eran muy dolorosos y tardaban muchísimo tiempo en desaparecer".

 

"Durante la pubertad tuve algunos granos, pero nada que ver con esto", asegura.

 

Al principio pensó que se trataba de una reacción alérgica a algo como el jabón o el maquillaje.

 

"Escaló hasta tal punto que lo tenía en las mejillas, en la frente, en la espalda, en los hombros y en el pecho. Era brutal", describe.

 

 

 

 

 

Judith, de Glasgow, visitó médicos y probó tratamientos con antibiótico y medicinas de uso tópico, pero "nada funcionaba".

 

"Empeoré, así que dejé de salir y dejé de ir al gimnasio porque no quería que nadie me viera sin maquillaje", admite.

 

Judith también probó diferentes dietas y diferentes productos para limpiar la piel pero su dermatólogo le dijo que su acné estaba relacionado con los genes.

 

De hecho, los hermanos de Judith sí tuvieron acné durante la adolescencia, "pero nada como lo que tuve yo", le dijo a la BBC.

 

 

 

 

 

 

Según el profesor John Hawk, un experto en dermatología, es difícil decir por qué en el caso de Judith el acné apareció de repente, de una manera tan severa y a una edad más tardía de lo habitual.

 

Pero el especialista afirma que la tendencia a tener acné es genética.

 

"Ese es el problema básico. No tiene que ver con la dieta o con limpiar la piel lo suficiente", le dijo a la BBC.

 

Es la "tendencia" y no la severidad del acné, la que se puede ver en la herencia genética de una familia.

 

"Se trata de un problema genético por el cual los poros se bloquean por una sobreproducción de grasa".

 

"Si se bloquen lo suficiente las glándulas sebáceas que hay debajo de la piel se inflaman y se llenan de bacterias a las que les encanta lo que encuentran en esas glándulas.

 

Y entonces estas glándulas explotan como un globo y causan un gran problema bajo la piel", describió el dermatólogo.

 

 

 

 

 

 

"El acné es increíblemente dañino psicológicamente para cualquiera que lo tenga, incluso si es una versión suave, y es tratable en el 99% de los casos, aunque requiere varios meses", le dijo el profesor Hawk a la BBC.

 

Finalmente Judith decidió empezar un delicado tratamiento con el fármaco isotretinoína, más conocido popularmente por su nombre comercial Roacután.

 

Valoró durante varios meses si hacerlo o no porque temía sus documentados posibles efectos secundarios.

 

"Tuve migrañas durante los primeros dos meses, fatiga extrema durante los primeros tres, sangraba por la nariz y tenía ojos y labios secos que no había manera de hidratar", recuerda.

 

"También me salió ezcema en las manos".

 

"Pero todos esos efectos secundarios no eran nada comparado con cómo me hacía sentir el acné", asegura.

 

"Me odiaba a mí misma y odiaba estar alrededor de otras chicas que tenían una piel perfecta", dice.

 

 

 

 

 

 

El tratamiento con isotretinoína, también conocido comercialmente como Accutane, Amnesteem, Claravis, Clarus y Decutan, se utiliza desde los 1980 para tratar el acné severo cuando otros tratamientos, incluidos los antibióticos, no resultan efectivos.

 

Debe ser prescrito por un dermatólogo y su tratamiento de varios meses de duración es normalmente supervisado con consultas médicas y análisis de sangre regulares, ya que tiene un lista extensa de posibles efectos secundarios.

 

"Definitivamente causa varias cosas como sequedad en la piel y deformidad en los bebés si las pacientes se quedan embarazadas durante el tratamiento, pero normalmente no hace nada que vaya más allá", dice el profesor Hawk, que ha tratado a miles de personas con isotretinoína.

 

"Ocasionalmente puede causar una ligera irritación del hígado y puede hacer que aumente el colesterol, pero no lo suficiente como para que importe", añade.

 

"Las dosis altas pueden causar más problemas pero normalmente yo doy dosis pequeñas que tienden a funcionar bastante bien", asegura.

 

En el pasado se asoció al Roacután a un mayor riesgo de depresión o suicidio, pero no se ha probado que haya una relación causal con el tratamiento.

 

"Es sabido que desde la introducción del tratamiento alrededor de 1980 se ha dicho que causa depresión pero la gente que la tiene normalmente está deprimida porque tiene acné y bastantes son adolescentes que desarrollan depresión por circunstancias sociales", le dijo Hawk a la BBC.

 

"Hay una fuerte evidencia de que no causa depresión porque hay los mismos porcentajes de depresión en la gente que sigue y la que no sigue el tratamiento", asegura el dermatólogo.

 

"Este tratamiento tiene un aura de espanto a su alrededor pero eso está totalmente injustificado", asegura el médico.

 

Otros académicos han destacado que es difícil detectar la relación entre la salud mental y la isotretinoína porque el acné en sí mismo está asociado con morbilidad psiquiátrica, incluida la depresión.

 

A Judith Donald todavía le quedan al menos dos meses más de tratamiento, pero ya dice que la isotretinoína le cambió la vida.

"Ha marcado una diferencia abismal. Me ha cambiado la vida completamente", le dijo a la BBC después de cuatro meses tomando Roacután.

 

"Tengo una autoestima mucho mayor. Voy al gimnasio sin maquillaje".

 

 

 

 

 

 

 

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