¿Frío o calor? Qué es mejor para aliviar el dolor adecuadamente
Cuando nos enfrentamos al dolor, ya sea por una lesión aguda o dolores musculares, una de las opciones más comunes para aliviarlo es el uso de compresas térmicas.
Sin embargo, surge la pregunta: ¿debería aplicar una compresa fría o caliente? La respuesta depende del tipo de dolor que estemos experimentando y de la etapa de la lesión.
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A continuación, analizaremos las recomendaciones generales y la orientación proporcionada por la Clínica Mayo, una institución médica de renombre en Estados Unidos.
¿Cuándo es mejor usar la compresa fría?
Las compresas frías son recomendadas para lesiones agudas, como golpes recientes, torceduras, esguinces o inflamaciones.
La Clínica Mayo recomienda aplicar una compresa fría, como una bolsa de hielo envuelta en una toalla, durante 15 a 20 minutos varias veces al día, puede ayudar en varios aspectos:
El frío actúa como desinflamatorio ya que contribuye a contraer los vasos sanguíneos, disminuyendo el flujo sanguíneo y, en consecuencia, la hinchazón.
La compresa fría puede proporcionar un efecto anestésico local, entumeciendo el área afectada y reduciendo la sensación de dolor.
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¿Para qué sirve la compresa caliente?
Por otro lado, las compresas calientes son beneficiosas para dolores musculares, rigidez, calambres y para relajar los músculos en general.
La Clínica Mayo sugiere aplicar una compresa caliente, como una bolsa de agua caliente o una toalla tibia, durante 15 a 20 minutos, puede tener los siguientes efectos positivos:
El calor ayuda a dilatar los vasos sanguíneos, mejorando la circulación en la zona afectada y proporcionando nutrientes y oxígeno a los tejidos.
La compresa caliente ayuda a aliviar la tensión muscular y promueve la relajación. También es ideal para aliviar los cólicos menstruales.
Es importante destacar que en el mercado hay un sinnúmero de productos, desde las bolsas de caucho, que se rellenan con agua, hasta geles térmicos, pero como dice la Clínica Mayo, incluso en casa se pueden hacer unas compresas.
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Además, es fundamental tener precauciones al utilizar compresas frías o calientes. Envuelve la compresa en una toalla o utiliza compresas reutilizables para evitar el contacto directo con la piel y posibles quemaduras o daños adicionales.
Se debe tener en cuenta que estas son recomendaciones generales y que siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud para recibir una orientación específica según su situación y condición médica.
En resumen, el uso de compresas frías se recomienda para lesiones agudas y recientes, mientras que las compresas calientes son más adecuadas para dolores musculares y para relajar los músculos. Conociendo estas pautas generales y buscando la guía de un profesional de la salud, podrás tomar decisiones más informadas para aliviar el dolor de manera adecuada y efectiva.