El peligro de los químicos eternos que tenemos en nuestras casas (y la larga carrera por deshacerse de ellos)
Échale un vistazo a tu hogar, a los numerosos productos que hacen que la vida diaria sea más fácil.
¿Alguna vez te has preguntado por qué la comida no se pega a tu sartén favorita, por qué la grasa no traspasa la bolsa de palomitas de maíz para microondas o por qué el agua no empapa tu chaqueta?
Es probable que la misma clase de productos químicos sintéticos sea responsable de todas estas funciones. Pero esos productos químicos están ahora bajo el foco de atención y, en algunas partes del mundo, se están eliminando por completo.
El grupo de sustancias químicas conocidas como "PFAS" (sustancias per y polifluoroalquilo) es enorme. Hay más de 4.700 de estos compuestos a base de flúor.
A menudo denominados "químicos permanentes" por su extraordinaria persistencia, se han detectado en el agua potable, el polvo e incluso en el torrente sanguíneo humano.
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De hecho, es casi seguro que tienes PFAS en tu hogar y en tu cuerpo.
Problemas a la salud
Estos productos químicos, que se encuentran en una enorme variedad de productos, desde envases de alimentos hasta cosméticos y muebles, se han relacionado con problemas a la salud que incluyen daño hepático, cáncer de riñón y defectos de nacimiento.
Sin embargo, la presión del consumidor por sí sola no ha sido suficiente para eliminar de forma importante los niveles de PFAS.
Después de todo, descifrar los nombres de los compuestos químicos es casi imposible para una persona promedio, señala Jonatan Kleimark, asesor senior de químicos y negocios de ChemSec, una organización sueca sin fines de lucro que aboga por un uso más seguro de los químicos.
"Si usted es un consumidor habitual, es un tema muy complejo y es algo que generalmente no se comunica", dice Kleimark.
Además, no todo el mundo tiene el tiempo y la motivación para escribir a las compañías y preguntarles si sus productos contienen PFAS, que es lo que recomiendan algunas agencias gubernamentales.
Incluso, puede que algunos fabricantes ni siquiera se den cuenta de que están usando PFAS en sus productos.
"Si realmente deseamos un cambio, entonces necesitamos una regulación, porque eso es sobre lo que las empresas realmente actuarán", comenta Kleimark.
"Incluso la idea de tener una restricción de PFAS hace que las empresas comprendan que esto es algo con lo que realmente tienen que trabajar para encontrar alternativas", agrega.
¿Qué restricciones existen hoy?
Hasta ahora, esas restricciones son limitadas.
En julio, el estado estadounidense de Maine se convirtió en la primera jurisdicción del mundo en prohibir la venta de productos que contienen PFAS a partir de 2030, con la excepción de cuando su uso se considera inevitable (lo que podría aplicarse a ciertos productos médicos).
Los países de la Unión Europea (UE) han restringido ciertos tipos y usos de PFAS. Pero los activistas medioambientales y ciertos gobiernos europeos están pidiendo que las PFAS se regulen en conjunto.
También se les ha pedido a los fabricantes que proporcionen más información sobre productos alternativos que estén usando.
"Definitivamente creo que habrá algún tipo de restricción en los próximos cinco o seis años", predice Kleimark.
Los miembros de la industria química están buscando más información y orientación para hacer esta transición con éxito.
El Consejo Europeo de la Industria Química (CEFIC)también ha solicitado más claridad sobre lo que se incluiría como uso esencial de PFAS.
Opciones alternativas
Encontrar alternativas ha sido más fácil en algunas industrias que en otras.
"La industria textil ha estado a la vanguardia en la búsqueda de alternativas", dice Kleimark.
Sin embargo, algunas empresas han estado reemplazando materiales que contienen PFAS por otros que son mejores para la salud humana pero aún muy dañinos para el planeta, como la ropa a base de plástico.
Una compañía innovadora es OrganoClick.
De origen sueco, esta empresa busca un uso más sustentable de las sustancias químicas. Su producto OrganoTex es una alternativa al PTFE (politetrafluoroetileno), un tipo de PFAS comúnmente utilizado en ropa repelente al agua, más conocido como teflón.
El teflón ha sido un producto químico muy útil desde que la compañía estadounidense DuPont lo patentó en 1941.
Es hidrófobo, por lo que repele el agua de la tela; también se utiliza en revestimientos antiadherentes porque puede soportar temperaturas relativamente altas y tiene baja fricción.
Es tan útil que la NASA comenzó a aplicarlo a trajes espaciales y escudos térmicos en la década de 1960.
Sin embargo, Mårten Helberg, presidente y director ejecutivo de OrganoClick, sostiene que en realidad no necesitamos este producto químico para usos específicos, como ayudar a que las chaquetas resistan la lluvia.
A diferencia de los astronautas, que podrían necesitar estos materiales para resistir el agua, el aceite y otras sustancias, la mayoría de los consumidores generalmente "estarán simplemente al aire libre; y no habrá lluvia de aceite", dice Helberg.
OrganoTex imita las propiedades de las hojas de loto, que naturalmente repelen el agua.
Si alguna vez viste gotas deslizarse de la superficie de un nenúfar o del ala de una cigarra, entenderás esta hidrofobicidad en acción.
"Utilizamos moléculas repelentes al agua de origen natural" que se biodegradan fácilmente, dice Helberg, en lugar de productos químicos sintéticos que se quedan para siempre.
La línea OrganoTex incluye aerosoles, ceras y detergentes que mantienen los textiles repelentes al agua a través de 5 a 10 lavados (si los consumidores aplican el tratamiento ellos mismos), o 20 lavados (en productos industriales), según Helberg.
Largo camino por delante
El teflón también se encuentra en los utensilios de cocina antiadherentes.
Según el Centro de Ecología, una organización ambiental sin fines de lucro de Estados Unidos, un recipiente etiquetado como libre de teflón (o PTFE) probablemente no contenga PFAS.
Las sartenes antiadherentes de hierro fundido, acero inoxidable y cerámica pueden ser más caras que algunas sartenes revestidas, pero es probable que duren más, además de ser más seguras.
"Parte del problema ha sido que el consumidor debe comprender que no obtiene exactamente el mismo producto... es una tecnología diferente, y tal vez deba tratar esta sartén de una manera ligeramente diferente a la sartén de teflón normal que solía tener", dice Kleimark.
Esto podría implicar aprender un método diferente para limpiar o condimentar una sartén. "Pero sigue siendo un desafío lograr que los consumidores compren", agrega.
También tendremos que aprender a manejar alternativas a muchos otros artículos que contienen PFAS, como las espumas contra incendios.
Shari Franjevic es la directora de programa de GreenScreen que certifica a los productos que no contienen PFAS ni otros químicos.
"En países donde se permiten productos sin PFAS para su uso en aeropuertos, por ejemplo, los usuarios están satisfechos con el rendimiento. Un ejemplo es el aeropuerto de Heathrow, en Londres", dice.
"Entendemos que, si bien los productos sin PFAS funcionan de manera diferente a los productos que contienen PFAS, son capaces de satisfacer las necesidades de rendimiento en la mayoría de las situaciones, si no en todas", agrega Franjevic.
Pero aún queda un largo camino para encontrar la gran cantidad de alternativas que podrían servir para reemplazar a las sustancias químicas PFAS. "Necesitamos mucha investigación para todos los diferentes usos", dice Kleimark.