¿Qué representa la quema del año viejo en Ecuador?

Esta tradición tiene un simbolismo bastante arraigado en la mentalidad ecuatoriana.
La tradicional calle 6 de marzo en Guayaquil se llena de monigotes durante diciembre. ()
28 dic 2023 , 23:58
Redacción

"Quemar el año viejo" es una tradición que marca el cierre del año y la llegada de un nuevo comienzo en varios países latinoamericanos, incluido el Ecuador. Esta práctica tiene lugar generalmente en la última noche del año, el 31 de diciembre, como parte de las celebraciones de Año Nuevo.

Durante todo el mes de diciembre, el comercio de los monigotes para quemar está presente en las plazas, parques y mercados principales de las grandes ciudades. La venta, se va intensificando acorde se acerca el 31 de diciembre, para finalmente, a la medianoche del 1 de enero, quemarlo para dar la bienvenida al año venidero.

Pero, ¿Qué hay detrás de la celebración de esta peculiar tradición? En Ecuavisa.com, te contamos al respecto.

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La idea detrás de "quemar el año viejo" viene de la necesidad humana de querer deshacerse del pasado. El año que se va, se personifica en un monigote o muñeco que, al ser quemado, se lleva lo malo del año que termina y con la purificación de las llamas, nos brinda esperanza de que el siguiente año será mejor.

Según Bogar Escobar Hernández, un investigador que habló con la Fundación Museos de Quito, lo crucial de esta tradición no es lo que hacen en sí, sino lo que representan. Menciona que esta celebración es una manera en que las personas intentan deshacerse de sus miedos y problemas, como si estuvieran "ahuyentándolos".

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En tiempos difíciles, como lo fue el año 2023, la gente tiende a hacer rituales para dejar atrás el pasado porque se sienten inseguras sobre la vida, que es corta e incierta. Afirma el historiador, que realizamos esta quema porque creemos que al hacerlo, estamos dejando atrás lo viejo y esperamos que el próximo año sea mejor y que lo que deseamos se haga realidad.

Usualmente, estos muñecos suelen simbolizar los eventos del año que se va, incluyendo a políticos. Desde al menos el siglo XIX, se tiene constancia de que se hacían muñecos que se burlaban de figuras políticas. Un ejemplo de ello lo tenemos en 1871, cuando algunos jóvenes guayaquileños intentaron quemar un muñeco con el rostro de Gabriel García Moreno, y por ello fueron detenidos, como narra el historiador Rodrigo Chávez González.

Y es que ese es otro de los simbolismos ocultos de la quema de los años viejos. Se realiza una sátira al poder en el gobierno mediante la representación de sus principales figuras políticas para su posterior quema, como una forma de rechazo e inconformismo al orden establecido y al status quo.

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Sin embargo, en la actualidad la quema del año viejo adquirió otros matices, que pueden depender de cada familia y comunidad. Si bien, la quema de figuras políticas como protesta, aún se mantiene, en otras ocasiones se realiza la quema de lo que se quiere y/o se respeta, cuyo simbolismo se manifiesta en forma de rendir homenaje a lo bueno que sucedió en el año.

Algunos de los monigotes son un claro tributo a personajes queridos y respetados, los que pueden ir desde estrellas de cine y videojuegos, hasta alegorías de equipos de fútbol. Sin importar el significado, lo cierto es que esta tradición crea una atmósfera de renovación y optimismo para el inicio del nuevo año, porque con el cambio de año, todos esperamos dejar atrás el pasado.

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