¿Por qué olvidamos lo que soñamos?
La mayoría de las personas soñamos todas las noches, rememorando vivencias o experiencias surrealistas, pero independientemente de esto, en muchas ocasiones varios de estos sueños son olvidados cuando despertamos. Hay varias razones potenciales por las que una persona puede olvidar sus sueños.
Algunos podrán recordar fragmentos breves, otros no recuerdan nada en absoluto. El acto de soñar es una experiencia universal pero poco comprendida, y a pesar de que ha sido la fascinación de filósofos e investigadores durante siglos, lo cierto es que aún no logramos comprender del todo las experiencias oníricas. Aquí, en Ecuavisa.com trataremos de encontrar una respuesta de por qué solemos olvidar los sueños.
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¿Qué sabemos sobre los sueños?
La naturaleza y función de los sueños siguen siendo un misterio a ojos de la ciencia. Y aunque se pueden observar, registrar y analizar la actividad cerebral durante el sueño de una persona, no se puede identificar exactamente cuando una persona sueña ni determinar su contenido.
Actualmente, la investigación onírica se basa en evidencia anecdótica, en lo que recuerdan las personas y que, posteriormente, comparten a conocidos. Se estima que hay factores que pueden influir en la capacidad de un ser humano de recordar sus sueños, tales como el estilo de vida, hábitos de higiene del sueño (conjunto de actitudes y hábitos que nos permite conciliar adecuadamente el sueño) y diferencias fisiológicas en el cerebro.
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¿Por qué olvidamos lo que soñamos?
Todo el mundo sueña, pero muchas personas no pueden recordar lo que soñaron al despertar. Una de las causas de este olvido, es que los sueños pueden surgir cuando el cerebro clasifica información en la memoria a corto y largo plazo. Es posible que una persona no recuerde los eventos de sus sueños porque no puede acceder a esa información una vez que está despierta.
En otras ocasiones, nuestro olvido generalmente se atribuye a condiciones neuroquímicas en el cerebro que ocurren durante el sueño REM, una fase del sueño caracterizada por movimientos oculares rápidos y sueños. Pero aquí no acaba la historia.
En general, somos muy buenos para olvidar lo que no es esencial. De hecho, muchos de nuestros pensamientos, no solo los que tenemos mientras soñamos, se pierden. Tendemos a recordar solo cosas en las que pensamos a menudo o que tienen un significado emocional: un problema, una cita, una reunión. Reflexionar sobre los pensamientos importantes activa nuestra corteza prefrontal dorsolateral (CPD), una región del cerebro que facilita la memoria.
Aunque la mayoría de los sueños se desvanecen, algunos tienden a permanecer. Estos sueños eran tan hermosos o extraños, que captaron nuestra atención y aumentaron la actividad en nuestra CPD. Por lo tanto, cuanto más impresionante sea tu sueño o pensamiento, más probable es que lo recuerdes.