El parastronauta que entrena para ser la primera persona con una discapacidad en ir al espacio
Es una prueba por la que cualquier aspirante a astronauta debe pasar. Pero no es para los miedosos ni para los claustrofóbicos.
Con un ruido metálico, la puerta se cierra de golpe, encerrando a John McFall en la oscuridad de una caja de metal del tamaño de un ataúd.
Comienza la rotación.
Está en una centrifugadora gigante, que gira repetidamente para imitar las fuerzas gravitacionales extremas del lanzamiento de un cohete y las fuerzas G aún más extremas del descenso.
"Cuanto más rápido gira, mayor es la carga G", explica John.
"Y hoy vamos a alcanzar aproximadamente 6 G, es decir, seis veces la fuerza de la gravedad. Esto replica cómo sería durante el reingreso a la atmósfera en una cápsula Soyuz".
La prueba es parte del programa de formación de John con la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
En 2022 fue seleccionado como su primer candidato a astronauta con discapacidad física, para trabajar en un estudio innovador para ver si podía ir al espacio de manera segura.
John es amputado. Perdió la parte inferior de la pierna derecha en un accidente de motocicleta cuando tenía 19 años.
Suele llevar una prótesis de alta tecnología. Pero se la quitó para probar los efectos de la centrifugadora en la parte superior de su pierna.
El cirujano de vuelo de la ESA Maybritt Kuypers lo está monitoreando.
"Es la primera vez que tenemos a un amputado en la centrifugadora", explica.
"El astronauta está básicamente tumbado boca arriba en una especie de posición sentada, por lo que esto influye en el flujo sanguíneo, también en la pierna. Teníamos curiosidad por ver cómo le afectaría eso, pero todo salió muy bien".
John hizo una pausa en su carrera como cirujano ortopédico para dar un salto hacia lo desconocido en el entrenamiento de astronautas.
Se mudó de Reino Unido al Centro Europeo de Astronautas en Colonia, Alemania.
No tiene garantizado un vuelo espacial, pero este estudio analizará qué hay que adaptar para hacerlo posible: la nave espacial, los trajes espaciales o sus diversas prótesis de piernas.
Hoy está evaluando su prótesis deportiva.
El deporte es una gran parte de su vida, John es ex velocista paralímpico ganador de medallas. Y mantenerse en forma en el espacio es crucial para mantener la masa muscular y la densidad ósea.
John utiliza una caminadora antigravedad especial que recrea las condiciones de ingravidez en la Estación Espacial Internacional (EEI). Una bolsa de aire lo eleva ligeramente, haciéndolo artificialmente más liviano.
Explica cómo el peso de su cuerpo empuja su prótesis hacia el suelo, comprimiéndola para que rebote nuevamente y le dé un empuje natural para impulsarlo hacia adelante.
Pero la caminadora lo aligera hasta aproximadamente el 80% de su peso corporal, por lo que su prótesis no funciona tan bien.
"Noto que la prótesis está demasiado rígida", explica. "Eso se debe a que soy más liviano y pongo menos fuerza en ella, por lo que se dobla menos y, por lo tanto, me da menos elasticidad".
Cree que necesitaría una prótesis más flexible, pero hay más.
En un vuelo parabólico el año pasado, donde John experimentó la ingravidez por primera vez, descubrió que su prótesis de pierna con microprocesador de alta tecnología para uso diario necesitaba ser recalibrada.
De hecho, John cree que podría necesitar varias prótesis de pierna en la EEI.
"Habría una prótesis para correr, un repuesto para la prótesis del microprocesador y también está la mecánica, que probablemente habrá que llevar dentro del traje espacial para el lanzamiento y el regreso", explica.
"Necesitaré algo de guardarropa para el equipo de prótesis".
La ESA es la primera agencia espacial que lleva a cabo un proyecto como este.
Hasta ahora, la discapacidad de John le habría impedido convertirse en astronauta. Pero Frank De Winne, director del Centro Europeo de Astronautas, quiere cambiar eso.
"Creemos que esta es una gran oportunidad porque tenemos muchos talentos fantásticos entre las personas que tienen una discapacidad, como vemos en el caso de John", afirma.
"¿Por qué no intentamos aprovechar este talento para grandes misiones como las de astronautas?", plantea.
El traslado a Alemania supone un gran cambio para su esposa, Sonia, ex gimnasta olímpica, y sus tres hijos pequeños, Fin, Isla e Immy.
Alrededor de la mesa, hablan sobre el nuevo trabajo de su padre. Sus amigos piensan que es "buena onda". Fin no puede creer que su padre haya dejado de ser médico por un trabajo en el que podrían enviarlo "al gran vacío negro" del espacio.
Sonia dice que la nueva carrera de John es 100% adecuada para él.
"Es muy importante en nuestra familia que aproveches cada oportunidad", dice. "Y para mí, esta fue una oportunidad que él aprovechó. Espero que obtenga la recompensa por ello, que eventualmente será ir al espacio y mostrarle a la gente que es posible".
De regreso en la centrifugadora, ésta se detiene y la puerta se abre con un ruido metálico. John levanta el pulgar.
"Fue fantástico", dice con una sonrisa.
"¿Y sabes qué? En realidad no noté mi pierna derecha durante todo el proceso. Probablemente fue la parte más cómoda para mí durante todo el procedimiento. Y es realmente bueno saberlo para este estudio de vuelo".
John está aproximadamente a la mitad del proyecto y hasta ahora no ha encontrado nada que pueda interponerse en el camino de una misión.
Y cada prueba para el espacio le confirma que ha tomado la decisión correcta, porque esto podría cambiar las percepciones de la gente.
"Me gusta pensar que ampliará sus horizontes y su conocimiento de lo que es capaz de hacer una persona con una discapacidad física", afirma.
"Pero también espero que me vean simplemente como John. Porque solo soy John y quiero ser astronauta y resulta que tengo una discapacidad física. Este es el mensaje que estamos tratando de transmitir".