El estrés infantil clave en la salud física del adulto

Cada vez hay más evidencia del impacto físico del estrés emocional en menores.
02 jul 2013 , 11:17
Redacción

Cada vez hay más evidencia del impacto físico del estrés emocional en menores.

Cada vez hay más evidencia del impacto físico del estrés emocional en menores. El estrés infantil determina las enfermedades de adulto y hace a los niños más proclives a padecer una enfermedad de larga duración o a una muerte más temprana, según dijo un grupo de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Una serie de estudios demuestran que el estrés padecido en la infancia debido a la pobreza o al abuso emocional puede terminar en enfermedades del corazón, mayor riesgo de inflamaciones y un aceleramiento en el envejecimiento de las células. En la reunión de los especialistas en salud mental que se celebró hasta el pasado domingo en Estados Unidos se dijo que las experiencias que vivimos de jóvenes dejan una gran sombra en nuestra salud en la vida adulta. Y se afirmó que cada vez hay más evidencia que sugiere el impacto físico del estrés emocional en los menores. En un estudio realizado a 200 adolescentes sanos, investigadores de la Universidad de Pittsburgh observaron la relación entre vivir en condiciones de pobreza y los signos precoces de enfermedades del corazón. Se encontró que aquellos que provenían de familias de peores recursos tenían arterias más rígidas y una mayor presión arterial. "Hipervigilancia" a posibles amenazas Una segunda investigación realizada por el mismo equipo mostró que los niños de los hogares más pobres eran más proclives a interpretar una serie de situaciones sociales simuladas como amenazantes. También registraron mayores índices de presión arterial y de hostilidad e irritación en las tres pruebas de estrés realizadas en el laboratorio. De la misma forma la investigación confirma resultados de otros estudios que establecieron una relación entre estrés infantil y futuras enfermedades cardiovasculares, según afirmó la autora principal, la profesora Karen Matthews. Para Matthews, entornos impredicibles y estresantes conducen a los niños a ser "hipervigilantes" hacia amenazas percibidas. "Las interacciones con otros se convierten en una fuente de estrés, que puede incrementar la excitación, la presión arterial, los niveles de inflamación y acabar con las reservas del cuerpo, lo que establece un riesgo mayor para enfermedades del corazón". Acortar esperanza de vida Otro estudio presentado en la conferencia mostró que los acontecimientos de la infancia, como la muerte de los padres o el abuso físico o emocional puede hacer a la gente más vulnerable a los efectos del estrés más tarde en su vida o incluso acortar la esperanza de vida. Investigadores de la Universidad de Ohio State estudiaron a un grupo de adultos, alguno de los cuales estaban a cargo de personas con demencia. Y midieron sus indicadores de inflamación en la sangre, que puede ser uno de los síntomas del estrés, además de la extensión de sus telómeros, las capas protectoras del final de los cromosomas que están relacionadas con enfermedades de la edad. Los 132 participantes también respondieron un cuestionario de depresión y abuso de menores y negligencia. Envejecimiento prematuro Las experiencias de la infancia pueden determinar la salud física del adulto. Un tercer estudio mostraba algún tipo de abuso emocional o físico durante la infancia. Aquellos que vivieron una adversidad como niños tenían telómeros más cortos y unos niveles más altos de inflamación incluso después de tener en cuenta factores como la edad, el género, el índice de masa corporal, el ejercicio o el sueño. La profesora Janice Kiecolt-Glaser afirmó "nuestra última investigación muestra que las adversidades de la infancia proyectan una larga sombra en la salud del adulto y pueden llevar a mayor inflamación y envejecimiento prematuro mucho antes que aquellos que no han sufrido traumas infantiles. En algunos casos la esperanza de vida puede disminuir hasta en 15 años". La doctora Andrea Danese, del Instituto de Psiquiatría de Londres, cree que estos estudios han de ser interpretados con precaución, aunque "ya ha sido establecido que el estrés infantil tiene un efecto en la salud mental y ahora parece que tiene también un efecto perdurable en la salud física", concluyó.

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