NASA: Samay y Luciana, las niñas que quieren ser astronautas cuentan su historia
Los sueños se hacen realidad. Samay Benítez y Luciana Loaiza pueden dar testimonio de eso. Son dos adolescentes ecuatorianas, de 16 y 12 años respectivamente, que quieren ser astronautas y, al estilo de Neil Armstrong, ya dieron 'un gran paso' para lograrlo: fueron a la NASA.
Ambas son parte del programa 'She-Is Astronauta' de 2022, impulsado por la fundación 'She-Is', con respaldo de ONU Mujeres y la empresa privada.
Las mujeres pueden ser astronautas
El programa nace a raíz de una alianza estratégica entre la fundación y el Space Center de la NASA para impactar positivamente la vida de niñas en condiciones de vulnerabilidad.
Consiste en un plan educativo, con participantes de entre 11 a 15 años, en STEAM, que significa: ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas (por sus siglas en inglés). El objetivo es empoderarlas, motivarlas e inspirarlas a ser "agentes de cambio" en sus comunidades.
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Este programa cuenta con una etapa de postulación, otra de selección, luego vienen cuatro meses de capacitación intensa con profesores especializados y termina en el punto más álgido y emocionante: una una semana en las instalaciones del Space Center en Houston.
La iniciativa nace en Colombia. En 2021 lograron llevar a la primera tripulación de 31 niñas de ese país, y para 2022 el proyecto tuvo tal impacto que se consiguió que participen 10 ecuatorianas. En 2023 la ambición es más grande, el proceso de selección ya arrancó y serán 15.
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Samay y Luciana quieren ser astronautas
Samay y Luciana son buenas amigas. Aunque no se conocen desde hace mucho tiempo, el 'destino' quiso que se encuentren en medio de una aventura que ocurrió en septiembre de 2022, viajando a Houston, Estados Unidos.
Pero too empezó meses atrás. En enero de 2022, Samay acababa de atravesar una experiencia dramática: el aluvión de La Comuna en Quito, donde ella vivía; sin embargo, a propósito de esa tragedia se enteró de la oportunidad y con el apoyo de su madre, la 'señora Amparito', se animó a intentarlo.
La joven siempre fue afín a las matemáticas y una líder innata. En su colegio impulsaba causas relacionadas a la defensa ecológica y de los animales.
En cambio, Luciana, vivía en Riobamba cuando supo de la convocatoria. Fue un verdadero reto para ella y su familia acomodar los horarios de sus actividades: la escuela, el catecismo y las clases a distancia, pero todo esfuerzo servía por conocer la
Todo fue una experiencia, desde viajar en avión y conocer personas de otras culturas, hasta ver en vivo y en directo una prueba de gravedad por un astronauta real.
Aprendieron de todo un poco: programación, robótica, astronomía, nutrición de astronautas y mucho más. Pero lo más importante: pueden soñar en grande y lograrlo.