Factory parte 1

Factory parte 1
08 may 2016 , 10:34
Redacción

3T Programa 6 - Bloque 1

El nombre Factory evoca tragedia. Ocurrió hace exactamente 8 años en esta discoteca en el sur de Quito, el uso de juegos pirotécnicos durante un concierto provocó un incendio que dejó 19 muertos, quemados o por asfixia.

Dos personas fueron sentenciadas acusadas de homicidio inintencional, pero nunca estuvieron en la cárcel y sus penas ya prescribieron. Aquí, los conmovedores testimonios de algunos sobrevivientes y deudos que han perdido toda esperanza de justicia. 

 

Factory, tragedia impune parte 1

Realizador: Hernán Higuera

Me parece que ya estaban por terminar su presentación Vendimia y empezaron a lanzar fuegos pirotécnicos, bengalas.

 

Lanzaron los fuegos artificiales y todo eso comenzó a encender el techo y comenzó a caer así las espumas encendidas. La gente se asustó, comenzó a correr…

 

 

Era como plástico que te caía, como lluvia de plástico. Entonces me cayó justamente en la cara, me tapo con las manos y me comencé a incendiar.

 

Lo único que veías en toda la oscuridad era la gente incendiándose, era como antorchas.

 

 

Mi primera imagen es cuando los bomberos sacan tres cadáveres que los ponen frente de donde yo estaba.

 

Y a las 10 de la noche una cuñada mía nos llamó y nos dijo que mi hijo estaba en la morgue.

 

 

Me dice pase y reconozca cuál de ellos es… La mayoría de cadáveres calcinados, irreconocibles.

 

Todos estos relatos son apenas fragmentos de una de las historias más trágicas del pasado reciente: el incendio de la discoteca Factory, en el sur de Quito, el 19 de abril del 2008.

 

Ese día 19 personas - que asistían a un concierto de rock gótico- fallecieron calcinadas o ahogadas en un recinto insonorizado con esponjas en el techo, extintores vacíos y las puertas de emergencia cerradas con candado...

Él es Danny Calderón, probablemente una de las personas que más perdió en ese concierto… seis de los ocho integrantes de su banda Zelestial no lograron sobrevivir, además de su hermano Paúl y su Padre Federico, que solía acompañarlo tras bastidores y quien estuvo hospitalizado casi un mes antes de fallecer.

 

, perdió a su padre y a su hermano Desesperado porque escuchaba que gritaban las personas. Y mi hermano el más pequeñito, o sea yo quería sacarle con todas mis fuerzas pero no se podía, o sea todo estaba encendido por todos lados y no había cómo...una sensación de impotencia… no lo puedo describir. Igual mi papá, él siempre ha sido mi mejor amigo, él siempre a todos lados estaba conmigo, era el manager de mi banda, él fue el que me enseñó mis primeros acordes, a tocar, me enseñó a amar la música.

 

Con las salidas de emergencia cerradas, quienes lograban salir por la única puerta habilitada intentaban socorrer  a los que estaban adentro.

 

Hicieron un hueco y comenzó a salir la gente, entre esos salió el baterista. De ahí él me contó que mi hermano estaba adentro y que venía atrás entonces me quedé esperando ahí  a ver si es que salía pero nunca salió.

 

hermano Mi experiencia fue comenzar a odiar la música porque yo le echaba la culpa a la música y a mi vida como músico que ellos hayan fallecido porque si no hubiera sido por eso ellos no hubieran estado ahí. E incluso mi hermano que le hice entrar 5 minutos antes del incendio.

 

Danny tuvo que superar dos años de depresión y de auto inculparse, hasta decidirse a poner de nuevo sus manos sobre un instrumento.

 

más difícil fue volver a entrar… a subirme a una tarima y volver a tocar. O sea tenía un pánico de que vuelva a pasar lo mismo y o sea sentía tantas cosas. Pero lo que siempre me llevé en la mente, en mi corazón era como cuando yo era un niño y le veía a mi papá tocando.

 

 

Y volvió... Hoy da clases de música y retomó su banda Mashmack, la misma que fundó junto a su hermano y cuyo manager era su padre... Tiene nuevos integrantes y toca música de distintos géneros.

La canción con la que empezó este reportaje es un réquiem de lo ocurrido en Factory hace ocho años... Escrito e interpretado por Mashmack

 

La música fue la causante de su mayor desgracia, pero también su salvación ante la depresión...

 

Pase lo que pase, nada me va a devolver todo lo que perdí. Así que de verdad no espero nada, lo que simplemente quiero es que se haga justicia.

 

Justicia es que quizá la palabra más usada por quienes perdieron algo o a alguien en ese concierto gótico.

 

Aparte de que también se tiene culpabilidad ello, es una cosa irrisoria que le den dos meses de cárcel, o tres meses creo que les salió la sentencia de ellos y me parece que 50 o 60 dólares de multa.

 

El incendio dejó 19 muertos, la mayoría de ellos artistas, asistentes y aficionados al rock.

 

Si ellos han sido olvidados por la justicia, hay sobrevivientes que casi no han sido mencionados en el desarrollo de esta historia… a pesar de que ese día su vida tomó un giro casi tan fatal como la muerte.

 

Él es Gandhi García y esta la primera vez que cuenta en detalle su historia ante las cámaras... Él llegó a Factory como asistente al concierto y como acompañante de sus amigos de la banda Zelestial. Así recuerda el incendio, los últimos segundos que tuvo conciencia.

 

Son como partes, es como que me desperté un  momento, me preguntaban algo de mi nombre y bum caí otra vez. A la final llegué creo que al hospital, estuve un poco así consciente se podría decir pero con full dolor y ya no me acuerdo más hasta después de un mes.

 

Estuve en coma 27 días, creo que algo así. Lo único que yo recuerdo en el coma que estuve es que sentía a mi madre que estaba cerca de mí siempre, como que diciéndome que no me muera, que no le deje…

 

El municipio de Quito asumió los gastos de todos los heridos y sus intervenciones quirúrgicas.

 

Gandhi tuvo el 60% de su cuerpo quemado y por ello ha debido someterse a 14 cirugías de limpieza y reconstructivas, pero el tratamiento posterior y rehabilitación han corrido por cuenta de su familia. Fueron casi años de no tener conciencia cierta de lo que ocurría a su alrededor…

 

un tiempo que yo todavía no volvía a la razón completa por las drogas que te daban los médicos, así y todo este tipo de cosas.Entonces siempre viví en un mundo no tan… No lo sentía tan bien. Te prometo que más o menoscomencé a despertar después desde el 2010 y sentí las cosas y ver la magnitud de lo que pasó.

 

Él también halló su salvación en la música. Trabaja en gestión documental en un empresa pública, pero también tiene un programa en una radio online, toca el bajo en una banda y es el vocalista de otra.

 

Las historias que se generaron ese día tienen, según quienes las vivieron, un génesis común: la discriminación hacia la cultura rockera.

 

Los afectados sienten que el hecho de que el concierto se haya desarrollado en Factory fue la consecuencia de una discriminación social que les cerró los espacios seguros para la difusión de su cultura y les empujó a buscar espacios alternos en los que la seguridad no era una prioridad.

 

, Nos pasaban gritando “bien hecho, eso les pasa por hacer ritos satánicos” y barbaridades que no tienen sentido.

 

, Y la gente pasaba por afuera y yo como estaba maquillado entonces estaba llorando pues y se me regaba todo y salía y la gente se me burlaba, me acuerdo. Me decían “ve ese payaso” así, y se nos burlaban así de los rockeros.

periodista Adentro te encuentras con un concierto como los que se vienen haciendo desde hace 10 o 20 años, en casas barriales con una infraestructura estándar, una infraestructura media, pero que a la final buscan el encuentro de una cultura musical como la rockera. La unión de encontrarse entre pares y de esa forma poder generar una escena.

 

Hoy, ocho años después de esa tragedia que dejó en evidencia malos manejos de la discoteca, permisos entregados aparentemente de manera irregular y falta de previsión para realizar eventos masivos la justicia parece ser la gran ausente...

 

Nadie, ni una sola persona ha pagado cárcel por todo lo que ocurrió ese día. Dos personas fueron sentenciadas a menos de dos años prisión por homicidio inintencional -la organizadora del evento patricia cajo, y el joven que encendió la bengala, Gabriel Riera-, pero nunca cumplieron su sentencia y la pena ya prescribió.

 

Hasta ahora, los únicos que han pagado un precio por lo ocurrido han sido las víctimas, algunos incluso han perdido ya la esperanza en la justicia y parece que hasta las ganas de pelear...

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