Papa Francisco: “Les doy la bendición... pero no, no les voy a cobrar nada”
Durante su paso por Guayaquil, el papa visitó el Santuario de la Divina Misericordia.
Papa Francisco: “Les doy la bendición... pero no, no les voy a cobrar nada”
Franciso elevó una plegaria en silencio cuando se subió al altar del Santuario del Señor de la Divina Misericordia ubicado en el kilómetro 26 de la vía a la Costa en Guayaquil. Ese fue uno de los primeros puntos que visitó el papa Francisco por su paso por la Perla del Pacifico.
El líder de la iglesia católica se transportó hasta ese lugar en un modesto vehículo acompañado por una amplía escolta motorizada que atravesó la ciudad de centro a norte. Francisco llegó al santuario alrededor de las 10:40.
Allí desde la madrugada, unos 2 000 fieles católicos se habían congregado. Acompañado de Moseñor Antonio Arregui, el papa se acercó a uno de los micrófonos ubicados en el altar y les pidió que recen junto a él un Ave María.
“Los invito todos juntos a rezar a la virgen”, dijo. De repente, a viva voz todos coreaban junto con él la oración a la Virgen María. Luego Francisco, con su miraba hacia abajo y con sus manos cruzadas continuó rezando en silencio mientras toda la muchedundre se ponía de pie y a una sola voz terminaron de rezar.
“Ahora voy a celebrar la misa y los llevo a todos ustedes en el corazón. Voy a pedir por cada uno de ustedes. Le voy a decir al Señor: vos conoces el nombre de todos los que estaban ahí. Le voy a pedir a Jesús, para cada uno de ustedes, mucha misericordia; que los cubra con su misericordia, que los cuide y a la virgen que este siempre a lado de ustedes”, dijo.
Francisco finalizó su discurso con una broma: “Y ahora antes de irme porque esto es de paso para la misa.. me dice el señor arzobispo que nos corre el tiempo.. les doy la bendición pero no, no les voy a cobrar nada pero les pido por favor que recen por mí”. Esas palabras hicieron reír a todo el auditorio, que estuvo de pie mientras Francisco daba su discuro.
“!Los bendiga Dios todo poderoso. El padre, el hijo y el espíritu santo!”, finalizó el papa mientras con sus manos bendecia a los miles de feligreses. Su retirada del altar se dio en medio de aplausos seguido de un ¡viva Francisco! que se esuchó en todo el auditorio.
Al final de su intervención la audiencia gritó a viva voz su nombre. Los niños, ancianos, personas con capacidades especiales y enfermos eran los más emocionados por su presencia.
Su mensaje causó admiración, incluso los más pequeños se mostraron interesados en su palabra y miraban, desde lejos, fijamente al Sumo Pontícife.
Cuando bajó del altar, personal de seguridad vestidos con terno negro lo escoltó. Pero como es costumbre de Francisco rompió el protocolo y saludó a quienes se ubicaron a su paso. Besó a enfermos postrados en camillas, saludó a quienes extendían -casi sin esperanza- su mano para aunque se tocarlo.
Esta fue la primera oración pública que ofreció el papa en el país y también fue la primera bendición masiva. Posteriormente el papa se trasladó al Parque Samanes en el norte de Guayaquil en donde celebró una misa para cerca de 630 000 fieles, según estimados del Ministerio del Interior.
Una visita breve, pero memorable.
Reviva el momento:
"Pido a Jesús que los cubra y que los cuide con... por ecuavisa