¿Son reales las cuatro grandes virtudes que le atribuimos al yogurt?
Los expertos concuerdan que comer yogurt es saludable.
Además es de lo más versátil, ya que se consume en el desayuno, como postre y también se utiliza para cocinar.
Y en una época marcada por la búsqueda del siguiente "superalimento", el yogur se presenta como el perfecto acompañante de semillas y bayas, frutas y verduras.
¿Pero son realmente ciertas las virtudes que se le suponen a este espeso lácteo?
BBC Mundo buceó entre estudios, consultó con especialistas, y esto fue lo que descubrió.
"Esa terminología es errónea", subraya antes que nada Juan Revenga, profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad San Jorge de España y miembro de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas.
"Para poder decir que el yogurt no engorda, tendría que tener cero calorías", aclara el biólogo, dietista-nutricionista y también divulgador.
"Solo el agua no tiene calorías. Y algunas variedades de yogurt, las más consistentes, pueden llegar a tener hasta 150-160 calorías por unidad de 125 gramos, una cantidad considerable".
Aunque el también dietista-nutricionista y doctor en biología funcional Ramón de Cangas señala que hay "cada vez más evidencias científicas de que el consumo de yogur es un aliado del control de peso".
Existen estudios que respaldan la afirmación, como el llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, y publicado en la revista especializada New England Journal of Medicine, que concluyó que las personas que comían yogurt a diario tendían a perder alrededor de medio kilo cada cuatro años.
Algunos estudios indican que aquellos que consumen mucho yogur tienen menos riesgo de sufrir obesidad, y menos aún si consumen fruta con regularidad.
Aunque también hay estudios que prueban lo contrario, que el yogurt no ayuda a bajar de peso.
De la misma manera, "no se ha demostrado científicamente que el yogurt ayude a bajar la hipercolesterolemia (niveles de colesterol elevados en sangre) ni que mejore el pronóstico de personas que estén enfermas", dice Revenga, a lo que añade que el colesterol y el peso son dos conceptos totalmente distintos.
"El consumo de yogurt no tiene incidencia en los porcentajes de infartos y enfermedades cardiovasculares".
Los antibióticos actúan de forma agresiva contra las bacterias causantes de las infecciones.
Pero en ese proceso, también atacan a los microorganismos que son imprescindibles para el equilibrio de la flora intestinal.
"Por eso, cuando se están tomando antibióticos es recomendable ingerir probióticos como el yogurt", explica De Cangas.
Los probióticos son alimentos con microorganismos vivos adicionados que permanecen activos en el intestino.
Ingeridos en cantidades suficientes, pueden tener efectos beneficiosos, como contribuir al equilibrio de la microbiota intestinal y potenciar el sistema inmune, defienden algunos expertos.
Sin embargo, ese supuesto beneficio no está contemplado por la legislación alimentaria, hace hincapié Revenga.
"Si estuviera probado, estaría recogido en el Reglamento 432/2012 de la Comisión Europea", explica.
"Es más, en 2009 la autoridad europea específicamente prohibió atribuirles esas características saludables a los probióticos", añade.
"Y es que, pensar que las bacterias presentes en el yogurt- al menos 10 millones- sobreviven a un entorno hostil especialmente ácido como es el estómago, cruzan ocho metros de tortura digestiva, llegan al colon y logran aumentar allí la flora intestinales es, cuando menos, controvertido", dice.
"Eso sí, si hacemos una valoración riesgo-beneficio, no se sabe si te va a hacer algún bien tomarte un yogurt, pero mal seguro que no".
"El yogurt en sí mismo no ayuda a digerir los alimentos ingeridos", aclara el experto en lácteos Ramón de Cangas.
Esto se debe a que, en el proceso de fermentación bacteriana para producir yogurt, las proteínas lácticas de la leche se fragmentan en péptidos.
"Y estos péptidos son más fácilmente digeribles", explica el especialista.
"Además, los intolerantes a la lactosa, aunque no puedan tomar leche, sí pueden consumir yogurt, al menos la mayoría", agrega.
"El ácido láctico que contiene es más digerible que la lactosa de la leche. Y como el yogurt es probiótico, facilita la digestión de la poca lactosa que contiene".
En relación a esto último, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) publicó un documento sobre el efecto del yogurt en la digestibilidad de la lactosa.
Los investigadores de la agencia identificaron 14 estudios llevados a cabo con una amplia muestra. En 13 de ellos los participantes, individuos que digerían mal la lactosa, mostraban una mejora en su condición tras consumir yogurt.
"Las presuntas propiedades del yogurt para la piel no están corroboradas por estudios científicos, ni en el caso de que se aplique de forma externa, ni si se administra de forma oral", subraya el doctor Ramón Grimalt, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología.
Y esa opinión la comparte el biólogo y nutricionista De Cangas, aunque con matices.
"No es que esté demostrado que el yogur ayuda a un mejor envejecimiento de la piel o que mejore la salud de epidermis", aclara.
"Sí hay evidencias científicas de que su inclusión en la dieta ayuda a preservar la masa muscular", añade.
Si se pierde masa muscular, aumenta la flacidez, continúa.