Los beneficios y las contraindicaciones de las inmersiones en agua extremadamente helada
La terapia de inmersión en agua helada o con hielo es una tendencia que va ganando más adeptos en Ecuador. Si bien muchas personas la usan como un método de recuperación muscular, tras haber hecho ejercicio o practicado algún deporte, tiene otros fines terapéuticos. Sin embargo, expertos señalan que se debe tomar en cuenta algunas recomendaciones.
El cardiólogo Julio Cascante, del Centro Integral Cardiovascular, una clínica en Guayaquil, sostiene que sumergirse en agua a muy baja temperatura tiene un beneficio antiinflamatorio. Por eso es que esta técnica es común entre muchos atletas, sobre todo aquellos que practican deportes de contacto. Marlon 'El Chito' Vera, por ejemplo.
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De acuerdo al especialista, el chapuzón en agua helada ayuda a acelerar los tiempos de recuperación y mejora la tonicidad de los músculos. Por otra parte, no sugiere la inmersión en caso de una contractura. En ese escenario se recomienda el calor para que el músculo se distienda.
Cascante hace hincapié en que las personas con cualquier tipo de condición cardiovascular diagnosticada deben consultar a su médico antes de experimentar con las inmersiones. El cambio abrupto de temperatura en ciudades calurosas como las de la Costa ecuatoriana puede ser riesgoso. Además, las inmersiones deben ser guiadas.
Otros beneficios
En el país, esta práctica se ha popularizado desde 2022. Actualmente, hay personas y emprendimientos que ofrecen la terapia de frío incluso a domicilio. Aunque implementar la rutina en casa es bastante sencillo, lo más valioso es comprender para qué se la usa.
Fernando Colombo, fundador de Nature Yoga, en Guayaquil, incluyó desde el año pasado los hundimientos en agua helada dentro de los servicios que ofrece a sus clientes. Dice que tras varios meses de investigación, descubrió que zambullirse en agua extremadamente fría acelera el metabolismo, ayuda a controlar los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y dopamina, e incluso estimula la hormona del crecimiento. Explica que el concepto de las inmersiones se fundamenta en someter al cuerpo a una situación de estrés controlado.
Colombo adecuó un congelador para la terapia. El artefacto está lleno de agua. Con un termostato controla que la temperatura oscile entre los dos y once grados centígrados. En el mundo, muchas personas han adaptado tinas, tanques o cisternas para sumergirse.
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Según Colombo, el tiempo máximo que puede permanecer una persona sumergida es hasta que comience a temblar. Ello puede ocurrir en 20 segundos o después de varios minutos.
Con respecto a la periodicidad de las sumersiones, apunta que dependerá de cada paciente y de sus objetivos. De su lado, el cardiólogo Julio Cascante considera que no deben ser más de dos ocasiones en una misma semana.
La inmersión en el agua helada debe ser además progresiva, recomiendan los especialistas. "Pies, piernas, tronco y al final la cabeza", precisa Colombo.
En el mundo, el atleta neerlandés Wim Hof, conocido también como The Iceman, es uno de los mayores referentes con respecto a las terapias de hielo.