Petita Palma, la mayor representante viva de la cultura esmeraldeña, recibió un doctorado Honoris Causa

Petita Palma Piñeiros, ahora de 97 años, llevó su voz a varios países de la región desde 1969, llegando a presentarse en la Universidad de Harvard en 1995. Fue galardonada por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Imagen de Petita Palma Piñeiros recibiendo su doctorado honoris causa por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).()
24 jun 2024 , 09:14
Televistazo

La esencia del arte y la música afroecuatoriana encuentra su voz en Petita Palma Piñeiros, una cantante y gestora cultural que, a sus 97 años, fue galardonada con un doctorado Honoris Causa por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

Fue reconocida como la mayor representante viva de la cultura esmeraldeña. Durante el acto fue homenajeada con uno de sus cánticos emblemáticos, "No Soy Así", interpretado por la nueva generación del grupo musical Tierra Caliente que fundó en 1972 y que ahora es liderado por su hijo Alberto Castillo.

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La historia de Petita en el folclor esmeraldeño comenzó desde muy pequeña, heredando su amor por los ritmos ancestrales de su familia en su natal Carondelet, parroquia de la provincia verde.

Coqueta y alegre, recuerda esa infancia en la que se formó como cantante en el interior de comunidades rurales.

"Seguiré cantando hasta que mi voz reviente, pero cantaré por siempre lo que aprendo de mi gente", dijo Petita.

Durante su juventud dio rienda suelta a su creatividad,escribiendo decenas de arrullos, versos dedicados a los santos, y chigualos, para los muertos.

Su voz resonó en programas radiales, pero fue en 1969 cuando su carrera despegó al crear una escuela de marimba, y tres años mas tarde, formó Tierra Caliente, llevándola a actuar en Colombia, Venezuela, Perú, México, Panamá, y Estados Unidos. De allí destaca una presentación en la Universidad de Harvard en 1995.

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"Yo canté y bailé. Llevé la bandera de Esmeraldas y del Ecuador", recordó.

Si hay algo que Petita ha acumulado son reconocimientos, en la sala de su vivienda cuelgan al menos 18 de ellos, incluido el premio Eugenio Espejo.

Con su inagotable energía, ella espera seguir cantando hasta su último suspiro y que su legado sirva de inspiración para nuevas generaciones.

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