Vive la Novena de Navidad con la guía de Ecuavisa para una celebración en familia
La Novena de Navidad, también conocida como la Novena de Aguinaldos, es una de las tradiciones más queridas y esperadas en países de América Latina, como Ecuador, Colombia y Venezuela. Esta práctica religiosa se inicia cada 16 de diciembre y culmina en la Nochebuena, el 24 de diciembre, justo un día antes de la celebración del nacimiento de Jesús.
Durante estos nueve días, los creyentes se preparan espiritualmente para la Navidad a través de oraciones, reflexiones y villancicos.
Ecuavisa te presenta esta guía del Vaticano para celebrar la Novena.
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Primer Día: 16 de diciembre
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Hoy comienza nuestra Novena, Señor, con corazones llenos de esperanza. Te pedimos que, como María y José, preparemos nuestro hogar y nuestra vida para recibir a Jesús en Navidad.
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo, la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar.
Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
(Se reza un Padrenuestro)
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en el diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz, Señor, con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz, Señor, de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro, nos concedas el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de Navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.
Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del Padre Celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José, modelo de esposo y padre, intercede por nosotros. Amén.
(Se reza un Padrenuestro)
Pongamos empeño en fortalecer nuestros valores cristianos, de modo que la Navidad sea lo que debe ser: una fiesta dedicada a profundizar en el misterio del amor y la reconciliación; una ocasión propicia para el perdón generoso y comprensivo que aprendemos de un Dios compasivo que siempre nos perdona.
Con la ayuda del Espíritu Santo podemos perdonar y reconciliarnos con Dios y con los hermanos, y vivir una vida nueva. Es la Buena Noticia que San Pablo proclamó en sus cartas, tal como quedó registrado en su epístola a los Romanos (5, 1–11). Vivir la Navidad es detener de raíz los agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a los demás.
Así, del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí. Los seres humanos estamos ante una constante disyuntiva: podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que reconcilia. La misión para cada uno de nosotros es ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser instrumentos de paz y sembradores de hermandad.
Señor, la Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.
Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para acabar con el odio y sembrar justicia y paz. Oh, Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estás tú, y allí también es Navidad. Amén.
(Se reza un Gloria)
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh, sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh, Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven, Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Ven ante mis ojos, de ti enamorados; bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra, te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
R. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oración final
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Segundo Día: 17 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor Jesús, que con tu llegada trajiste luz y esperanza al mundo, ayúdanos a ser portadores de tu luz en medio de la oscuridad de nuestra vida diaria.
Tercer Día: 18 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Santa María, madre de Jesús, intercede por nosotros para que podamos ser como tú, dóciles a la voluntad de Dios en todo momento.
Cuarto Día: 19 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
San José, protector de la Sagrada Familia, ayúdanos a cuidar y proteger a nuestros seres queridos, buscando siempre el bien común en nuestras familias.
Quinto Día: 20 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor, ven a transformar nuestro corazón, como transformaste el corazón de los pastores y los sabios. Que tu llegada renueve en nosotros el amor, la paz y la esperanza.
Sexto Día: 21 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dios nuestro, te pedimos que bendigas a todos los hogares del mundo. Que el Espíritu Santo transforme cada rincón de nuestras casas y que la Navidad se haga presente en todos los corazones.
Séptimo Día: 22 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor Jesús, que viniste a este mundo como un niño humilde, te pedimos que nos ayudes a vivir con humildad, a servir con amor y a compartir con generosidad.
Octavo Día: 23 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
María, Madre de la Esperanza, ayúdanos a esperar en la bondad y misericordia de Dios. Que nuestra esperanza nunca se apague y siempre confiemos en sus promesas.
Noveno Día: 24 de diciembre
Oración inicial
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Dios Padre, en la víspera de la Navidad, te damos gracias por enviarnos a tu Hijo. Te pedimos que su paz reine en nuestros corazones, familias y en el mundo entero.
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Villancicos
Los villancicos, además de animar y dar alegría a los hogares durante la Novena de Navidad, están llenos de mensajes de esperanza, paz y amor, propios de la celebración del nacimiento de Jesús.