La historia de Norma Vargas, la paciente con cáncer de mama que ruega por recibir atención digna en el IESS

Entre los pacientes oncológicos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) hay miedo, tristeza y preocupación. Piden un trato amable, respetuoso, que la dignidad y la medicina no falten y, sobretodo, que las citas médicas sean oportunas. Afirman que son cosas tan básicas que ni si quiera se deberían pedir, pero hay casos en los que deben hacerlo.

Norma -por ejemplo- fue diagnosticada este año con un cáncer agresivo de mama y además de la operación que de por si fue complicada, tiene que lidiar con malos tratos y falta de medicinas. Además, las citas médicas que no se consiguen son el pan de cada día.

Son 11 citas oncológicas las que ha tenido, pero hasta ahora no sabe con exactitud cuántas quimioterapias debe tomar, cada cuánto será el tratamiento, o si tal vez necesitará de radioterapia. Es una dura prueba que lastimosamente la enfrenta así, con incertidumbre y turnos “mal llamados prioritarios”.

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Norma, al igual que los más de tres millones de afiliados al Seguro Social, aportaron mensualmente sus obligaciones sin falta. Ella entregó al IESS 40 años de sacrificio desde que tenía 18 años. Esta es la primera y única vez que llega al hospital por un cuadro tan complejo como es el cáncer de mama, y así es como le han tratado.

El cáncer es una de las enfermedades más caras de costear. Norma ya lo sabía, pero vivirlo es distinto. Son USD 300 semanales que debe sacar de donde sea para continuar en la batalla.

Hoy se pregunta ¿aportar tanto para qué? Al final del día, le toca luchar sola, gastando dinero y esperando tener suerte para algún momento tener su primera quimioterapia.

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