La historia de Carla, la madre que lucha para que la sociedad sea más tolerante con su hijo trans
"Al principio, la situación fue muy complicada de aceptar, pero lo único que busco y anhelo ahora es el bienestar de mi hijo transgénero, Raúl (nombre protegido), de 15 años. Su transición se ha dado de a poco y es un proceso que todavía me cuesta mucho aceptarlo.
Hasta los diez u once años aún era una niña. Nunca la forcé a ponerse vestidos ni nada de esas cosas y la dejé que sea libre como ella quería y se sintiera. Sin embargo, a partir de los doce años, el cambio comenzó a notarse mucho cuando buscaba ropa masculina, lo cual me llamó la atención y finalmente supe que tengo un hijo transgénero.
Actualmente, Raúl es un adolescente y se viste como tal. Quiere que lo trate como un varón de su edad. En ocasiones lo hago, pero en otras se me olvida y la trato como chica. Es un proceso el aceptar su identidad. Lo importante es que siempre busco que la situación sea llevadera y lo apoyo.
He notado que, en varias ocasiones, hay incomidad al interior de la familia pero siempre lucho para que eso no le afecte. Lamentablemente, los comentarios negativos siempre estarán ahí y tenemos que aprender a lidiar con ello. Eso sí, lo que nunca permitiré es que lo agredan, falten al respeto o le hagan daño. Esas personas no entienden. A mí también se me hizo difícil asimilarlo, pero ahí estaré siempre junto a él para apoyarlo en todo.
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También es incómodo cuando vamos a comprar ropa en un centro comercial o cuando quiere utilizar el baño en sitios públicos. En el colegio, acude al sanitario del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) de la psicóloga. Por suerte, encontré un establecimiento en donde no lo discriminan y mi hijo puede desenvolverse tranquilamente.
Algunos profesores sí lo aceptan, pero otros no. A mi hijo no le gusta que lo llamen por el nombre de niña que tenía anteriormente, simplemente quieren que lo hagan por su apellido o le digan Raúl. Algunos docentes lo ignoran y no lo tratan como espera. Para algunas personas, la fase de aceptación es muy difícil y nos pasa con ciertos docentes del centro educativo.
En cuanto a sus amigos, algunos ya conocen su identidad. O sea, que era niña y ahora es un chico. Insisto, gracias a Dios, en el colegio no me ponen resistencia por su imagen y lo tratan como se siente. Lo más doloroso fue ver la actitud de su padre con quien llevo separada más de ocho años. Lo desconoce casi totalmente en este momento. Lo ignora y creo que ese sí ha sido el golpe más fuerte, porque cuando era pequeña y vivíamos juntos, su hija era la niña de sus ojos.
Con la transición, ahora ni siquiera la ve. Quizás puede ser una vez al año para cuestiones específicas o puntuales y nada más. Hay mucha resistencia de su parte. Entonces, trato de que a mi hijo no le afecte su ausencia, pero tampoco puedo meterme en la mente del papá y decirle que lo quiera o acepte. Tampoco le puedo exigir a mi niño que se exponga a esta situación tan dolorosa. Más bien sus hermanos mayores, de parte del padre, lo han aceptado y se mantienen comunicados con relativa frecuencia.
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Hemos necesitado de mucha ayuda psicológica. Con la activista Diane Rodríguez, conseguimos una guía muy importante. No tenía idea de cómo abordar este tema, porque no es algo que está publicado en todos lados. Quizás con el paso del tiempo, a través de los años, se ha dado un poquito más de apertura en la sociedad. Inicialmente, yo tenía resistencia. Estaba en negación, pero debo aceptar y validar lo que mi hijo siente. Es mi prioridad.
Entonces, con Diane tuve luces y también he buscado psicólogos aparte para que me ayuden a sobrellevar la situación. Así he podido de alguna forma aceptar su identidad. Ahora, mi hijo por su cuenta investiga por Internet todo lo relacionado a los cambios hormonales y ha pensado en hacerlo. Lo apoyo en su cambio de identidad y lo trato como a un joven en su corte de cabello o vestimenta. También lo trato como a un chico.
Dayane le explicó que todavía no ha alcanzado su madurez emocional y psicológica como para ya solicitar un cambio de género o un cambio de cédula. Lo mejor es que lo piense o haga cuando alcance la mayoría de edad".
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Proyecto de ley reformatoria al Código de la Salud
La sesión número 878 de la Asamblea Nacional, en la que se iba a tratar la objeción total al proyecto de ley reformatoria del Código Orgánico de la Salud (COS), volvió a suspenderse, el pasado 15 de octubre de 2024, sin ninguna explicación. Lo único que se conoció es que la orden llegó desde la Presidencia de la Legislatura.
El artículo 193 de esa norma ha generado polémica y trata sobre la atención en salud sexual y reproductiva. Prohíbe la oferta o realización de procedimientos de asignación de sexo en casos de personas que nazcan con anomalías de indeterminación sexual hasta que estas alcancen la fase biológica de la pubertad, excepto los casos en los que que esté en riesgo inminente la salud o la vida.
La exasambleísta del movimiento Creando Oportunidades (CREO), Ana Belén Cordero, escribió en su cuenta de X que esa disposición deja la puerta abierta para que se permita el cambio de sexo a partir de los 12 años. Lo más grave es que no se permite el derecho a la objeción de conciencia de los médicos ni se considera el punto de vista de los padres del niño o niña, lo cual es una aberración.
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De su parte, Silueta X, una organización que lucha por los derechos de la comunidad GLBTIQ+, señala que los grupos provida han arremetido contra el artículo 193 en el que se prohíbe la oferta o realización de procedimientos de asignación de sexo en casos de personas que nazcan con anomalías de indeterminación sexual.
"No tiene que ver en absoluto con la niñez o adolescencia trans, ni mucho menos promover la reasignación de sexo. Para el paso de una reasignación sexual es un debate que aún no está saciado en nuestro país y por lo tanto promover la reasignación sexual, pero sobre todo en los casos de niñez y adolescencia, es altamente irresponsable".
Más bien, afirma que lo planteado en ese artículo se refiere a los casos de intersexualidad, "por lo cual hemos luchado durante años, para que los médicos no reasignen o sugestionen a los padres en los casos de personas intersex en su nacimiento, niñez o adolescencia". Incluso, el actual código de salud deja en libertad al médico la asignación de sexo a menores de edad de forma irresponsable y bajo el “criterio” del mismo; una situación que actualmente está vulnerando los casos de niñez y adolescencia.
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