El sacerdote asesinado en Ambato conocía a sus victimarios, asegura la Policía
La Policía Nacional sostuvo el 6 de noviembre que el sacerdote Enrique Fabián Arcos Sevilla, recientemente asesinado en Ambato, conocía a sus victimarios. Según las indagaciones, el sacerdote recogió a uno de ellos, para trasladarse luego a otros domicilios de la ciudad de Ambato.
De acuerdo a la institución, ya cuentan una "línea investigativa fuerte" sobre el caso que, además de la desaparición y posterior asesinato del sacerdote, incluye el robo a su domicilio el pasado 30 de octubre.
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"Esto quiere decir que el padre conocía a quienes fueron luego sus victimarios", indicó la Policía, que asegura tener registros de cámaras en las que se demuestra que el sacerdote "camina normalmente con estos ciudadanos".
La Policía, que tiene "plenamente identificados" a los sospechosos, está a la espera de las boletas correspondientes para detenerlos.
El móvil del asesinato habría sido el robo
La institución del orden presume que el móvil del asesinato fue el robo y subraya que no se trató de "delincuentes que interceptaron al padre y procedieron a victimarlo", sino que el sacerdote "mantenía una relación de amistad con alguno de estos individuos".
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Por esto, el sacerdote tuvo la confianza de enseñarles su domicilio y otras actividades que realizaba, apuntó la Policía, que avanzó que al menos uno de los implicados es extranjero.
El vehículo fue incinerado
Este martes, 5 de noviembre, la Policía confirmó que halló incinerado en el sur de Quito el vehículo del sacerdote asesinado y apuntó que, en el lugar del hallazgo, peritos de Criminalística recopilaron evidencias que pueden ayudar a esclarecer el crimen y localizar a los responsables.
El vehículo fue trasladado a los patios de la Policía para continuar con las averiguaciones.
El asesinato se conoció el 4 de noviembre y, según medios locales, el cuerpo del sacerdote mostraba signos de violencia y tenía las manos atadas, aunque las autoridades no se han referido al respecto públicamente.
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El religioso prestaba apoyo en las celebraciones religiosas en la parroquia de Huachi Chico, en el sur de la ciudad de Ambato, la capital de la provincia de Tungurahua.