El hombre atado a explosivos en Guayaquil no es el primer caso en el mundo, son pocos los registrados
Este 30 de marzo de 2023 se registró un hecho que no tiene precedentes en Ecuador. Un hombre apareció atado a explosivos en Sauces 9, en Guayaquil. Se trataba de una víctima de extorsión.
Sin embargo, en el mundo hay algunos casos que han provocado conmoción.
Elvia Cortes Gil, de 53 años, fue la primera víctima de un collar bomba del que se tenga registro en Latinoamérica. Sucedió el 15 de mayo del año 2000 en el sector La Palestina, en el norte de Colombia. El drama duró ocho horas y tuvo un trágico final: el explosivo detonó y la mató, también falleció un agente que intentaba desactivar el artefacto.
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La mujer era dueña de una finca y dos años después de lo sucedido, la justicia colombiana sentenció a uno de sus empleados, quien pedía 15 millones de pesos para liberarla.
El 2013 fue un año particular. El 21 de marzo, varios kilometros al sur oeste de Caracas, Venezuela, apareció el cuerpo de un hombre con un collar bomba.
Luego se registraron otros dos eventos, en junio y julio. En uno de los casos, especialistas venezolanos y colombianos trabajaron ocho horas y le quitaron un collar bomba a un ganadero. Extorsión y cobro de cuentas fueron los motivos.
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Atar bombas al cuerpo de víctimas es un atentado que también ocurrió en Estados Unidos y Australia
El 28 de agosto de 2013 sucedió otro caso en Pensylvania, Estados Unidos. Bryan Wells, un repartidor de pizza, de 46 años, murió cuando explotó el collar que le habían colocado horas antes. Wells recibió una nota con las instrucciones para robar un banco y tras ello desactivar el aparato. Cumplió las órdenes y mientras pedía ayuda a la Policía el collar detonó.
Al otro lado del mundo, en Sidney, Australia, el 16 de agosto del 2011 a la joven heredera de una fortuna le colocaron un collar con explosivos. 10 horas demoró la policía en quitarle el aparato que era falso. La justicia determinó que fue un caso de extorsión y sentenció a su autor.
Menos comunes son los casos en los que se adhiere explosivos a otras partes del cuerpo de las víctimas. El uso de cinturones o chalecos bomba es un mecanismo usado para perpetrar ataques terroristas suicidas que se cuentan por cientos alrededor del mundo.
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