El aumento de tiroteos genera alarma en ciudades ecuatorianas

En 2021, en Ecuador se registraron más de 2.400 asesinatos, prácticamente doblando la cifra de 2020; mientras que, solo entre enero y abril de este año ya van más de 1.200 muertes violentas contabilizadas por la Policía Nacional. Las armas de fuego se utilizan muy a menudo para el cometimiento de esos crímenes.

El profundo miedo a perder la vida en un altercado de ese tipo, así como el fuerte sonido que desprende el disparo, pueden provocar que la reacción, de las personas que presencian un hecho como este, no sea la apropiada.

Por ejemplo, tras el asesinato del joven Jaime Villagómez, en Buijo Histórico en Samborondón, los espectadores se limitaron a grabar con sus teléfonos celulares, mientras una mujer pedía ayuda. Este suceso fue el pasado 21 de mayo de 2022.

Jhon Garaycoa, licenciado en criminología y presidente de una empresa de seguridad privada, sí recomienda grabar un suceso de este tipo con el teléfono celular, para tener evidencias en video.

Sin embargo, aclara que esto no debe implicar el exponer la vida de quien tome la imagen, ni es la prioridad. Lo principal es atender a los heridos y quienes presenten afecciones sicológicas.

Otro caso sucedido en la zona 8, una de las más violentas del país, fue en enero de este año. Al menos seis personas fueron asesinadas en la Playita del Guasmo, por 15 criminales que llegaron en dos botes a las canchas del lugar, ubicado en el sur de Guayaquil.

Quito no es la excepción. El 1 de junio de 2022 se registró un tiroteo en la avenida de los Shyris y Naciones Unidas, en Quito. Se trató de un intento de robo a un local comercial.

La Policía identificó a cuatro presuntos delincuentes que se movilizaban en dos motocicletas como las responsables del asalto. Dos de los delincuentes ingresaron al lugar.

En redes sociales circuló un video en el que se observa a dos policías llegar a la tienda cuando los ladrones salían apuntando con armas de fuego. No hubo heridos, pero en el video se observa a dos personas circulando por la misma calle.

Incluso, después del intercambio de balas y de que los ladrones huyan, aparecen otras cinco que se acercan a ver qué ocurrió. El incidente fue un miércoles a las 08:00, hora en la que decenas de personas se movilizan cerca al sector, por ser una zona comercial.

La psicóloga clínica, Joselyne Richards, explica que no hay manera de estar preparado para un evento de esta magnitud. Se trata de algo que irrumpe la normalidad y que atenta contra la vida.

Sin embargo, considera que es necesario trabajar en la salud sicológica de cada persona para que un evento de esta magnitud no provoque una reacción desproporcionada o que desemboque en trastornos de mayor gravedad.

Garaycoa también habla de prepararse para eventos de este tipo, "así como uno se prepara para un terremoto", dice. Por ello, recomienda conversar con anticipación con el grupo de familiares o amigos para tener claro cómo actuar en determinados lugares.

Indica que es complejo determinar una rutina de acción porque todo depende del contexto del crimen. Sin embargo, destaca un factor primordial: intentar cubrir la mayor cantidad del cuerpo para evitar ser herido. Por ejemplo, protegerse con un muro, esconderse, agacharse e incluso utilizar las manos podría servir para evitar una herida de gravedad.

Cuando ya sucede el hecho, es importante reportarlo a línea telefónica 911 para la coordinación respectiva para la atención médica y de la Policía.

El especialista en criminología recomienda que una sola persona tome el liderazgo y sea quien reporte el tiroteo, así evitan congestionar la línea y dar información diferente.

Cristian Estevez, especialista zonal de operaciones del ECU 911, indica que la información relevante que se debe tener a la mano es la dirección, lo más precisa posible, así como los detalles de lo que ocurrió, en palabras sencillas.

Los datos se ingresan en una plataforma tecnológica para alertar a las demás instituciones que deben actuar.

Estevez también enfatiza la corresponsabilidad, recomienda evitar exponerse a la delincuencia. Por ejemplo, pedir resguardo policial al realizar transacciones bancarias de valores altos.