Petita Albarracín, madre de Paola Guzmán: Se hizo justicia en el caso de mi hija, pero los casos de violencia sexual continúan en los planteles educativos
En su casa de Guayaquil, Petita Albarracín Albán atesora las fotografías y demás recuerdos de su hija, Paola del Rosario Guzmán, quien murió el 13 de diciembre de 2002 tras ingerir fósforo blanco (diablillos). En ese año, la adolescente tenía 16 años y fue víctima de abuso, acoso sexual y violación por parte del vicerrector del colegio público en donde estudiaba.
Por este caso, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) emitió una sentencia, el 24 de junio de 2020, en la que se declaró al estado ecuatoriano como responsable por la violación de los derechos a la vida, la integridad personal, la honra y dignidad de la joven. Por lo tanto, el Estado reconoció en un acto público su responsabilidad por los hechos que la condujeron a su suicidio.
El expresidente Lenín Moreno Garcés suscribió el Decreto Ejecutivo número 1 205 con el que se declaró al 14 de agosto como el Día contra la Violencia Sexual en las Aulas. Lo hizo con el objetivo de reconocer y crear conciencia en la comunidad educativa sobre la gravedad de la violencia sexual contra niños y adolescentes. También para promover acciones concretas para prevenir, detectar y sancionar ese tipo de hechos en el sistema educativo nacional.
Le puede interesar: Estado reconoce culpa por la violación y suicidio de Paola Guzmán
Para Valeska Chiriboga, técnica de incidencia política del Cepam, el caso de Paola ha marcado un hito en América Latina. "Es la primera sentencia de la Corte IDH en materia de estándares en contra de la violencia sexual en el ámbito educativo. Se aplica para Ecuador y la región. Reconoce una serie de medidas para reducir y eliminar esta problemática".
¿Cuáles son esas medidas? Por ejemplo, las disculpas públicas, la declaración del 14 de agosto y las medidas de no repetición que son más estructurales porque se aplican en políticas públicas. Además, el Estado ecuatoriano ha trabajado en la estrategia nacional para la erradicación de la violencia sexual en el ámbito educativo. "Es la única medida pendiente en la que se continúa trabajando", indicó Chiriboga.
Le puede interesar: Violencia sexual: 4.852 casos al interior de los planteles se han registrado desde el 2014
En términos de la sentencia -indica la activista- eso implica que en Ecuador hay decretos, leyes, reglamentos y políticas públicas que poco o nada se cumplen. Por eso, los casos de violencia sexual en las aulas son frecuentes, tal como lo señalan las siguientes cifras del Ministerio de Educación:
Albarracín opina lo mismo y le entristece que se sigan dando historias similares. Por ejemplo, en 2017, cuando el Ministerio de Educación intervino en una academia de Quito, para proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes que estudiaban allí.
En este plantel se denunciaron los primeros casos y -según las autoridades- 41 niños sufrieron abusos por parte de un maestro. Debido a los hechos, que datan de 2011, el docente fue condenado por la justicia por el delito de atentar contra el pudor.
Albarracín resalta que este tipo de hechos no solo se han dado al interior de las aulas, sino también en otros espacios como el transporte escolar. Por ejemplo, un Tribunal de Garantías Penales de Pichincha sentenció a 29 años y 4 meses de prisión a Darwin J., por la violación a una adolescente al interior de un bus que la llevaba a clases.
Le puede interesar: Hombre, sentenciado a 34 años por violación a adolescente de colegio en Quito
Este hecho conmocionó el país, a finales de abril del 2022. Según la Fiscalía, Darwin J. fue autor directo de la violación, perpetrada contra una alumna, mientras se trasladaba a la institución educativa fiscal en la que estudiaba.
La mamá de Paola asegura que también hay agresiones sexuales perpetradas por los conserjes. "Por eso, debe haber seguimiento y controles en los centros educativos para que no siga sucediendo, que no haya más violadores".Le puede interesar: Observatorio vigilará que no se repita el caso Paola Guzmán Albarracín
"Fue una lucha de sufrimiento y dolor"
El testimonio de Petita Albarracín:
"Ese diciembre del 2022 fue muy doloroso para mi familia porque Paola murió el 13 y el 24 del mismo mes falleció mi madre. Yo era madre soltera y subsistíamos de lo que vendía ropa. Tenía que salir adelante sola sin la ayuda de otras personas.
Lloraba mucho por las noches y lo hacía en silencio para que mi otra hija no me escuchara. La verdad es que sufría demasiado. No sé de donde saqué las fuerzas para resistir. Lo más complicado fue cuando realizaba los trámites para pedir justicia, pues no me tomaban en cuenta en las instituciones. No me hacían caso en la Dirección de Estudios, tampoco en los juzgados. Al parecer, en esas entidades no querían que siga luchando y solo buscaban que me canse. Esperaban que abandone el caso.
No lo niego, estuve a punto de hacerlo, pero el apoyo y la confianza de las abogadas del Cepam fue clave para salir adelante. Me dieron las fuerzas que necesitaba. Ya cansada de que en mi país no se hiciera justicia, tuve que acudir a organismos internacionales. En 2006, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos me escuchó.
Le puede interesar: Quito: casos de presunta violencia sexual en colegios alarman a padres de familia
En Cepam y el Centro de Derechos Reproductivos me dijeron que la lucha sería larga y no se equivocaron porque duró años. No nos sentimos derrotadas y siempre me avisaban cuando tenía que dar entrevistas o íbamos a viajar al exterior para las audiencias.
Para mí, sí se hizo justicia en el caso de mi hija, pero tuve que buscarla afuera del país. No obstante, considero que falta algo. Necesitamos que se aplique la ley porque los acosos continúan en los colegios. Me quedo asombrada porque, en la sentencia que se hizo viral en todo el mundo, se habla de la no repetición, pero los casos de violencia sexual continúan en el sistema educativo.
Le puede interesar: Policía detiene a hombre investigado por violación a adolescente de colegio en Quito
"Se hizo justicia en el caso de mi hija, pero lamentablemente los casos de violencia sexual continúan"
Por eso, las autoridades deben hacer algo para frenar esto. Ha sido una lucha de sufrimiento y dolor, pero fui saliendo adelante poco a poco. Tenía mucho coraje porque encontré mucha humillación cuando acudí a diferentes entidades para denunciar.
El objetivo ahora es que no se den hechos similares. Creo que en los hogares debe haber más comunicación y confianza para que los hijos puedan expresar lo que sienten. Paola me contaba todo, pero estaba manipulada. El agresor se la llevó a la tumba. El día que le fui a verla al colegio, luego de que tomó los diablillos, él me dijo la vaya a ver. Si hubiera sabido que él le hizo daño, mi reacción hubiera sido completamente diferente".
Le puede interesar: La escuela en la que se denunció abuso sexual a niños perdió la autorización de funcionamiento, en Quito