Quito: La Mariscal es un barrio de matices que pierde su brillo
La Mariscal es un barrio de matices y un motor turístico. Hay museos, restaurantes, hoteles, universidades, ministerios, discotecas y centros de diversión nocturna para adultos. También concentra una gran cantidad de visitantes extranjeros, que la convierte en un sector turístico.
En otros tiempos, la zona era conocida como el dormitorio de Quito. “La ciudad perdió su aeropuerto que está más cerca de Cayambe. Eso hizo que el sector hotelero de La Mariscal disminuyera en su oferta”, dijo Jorge Santtori, propierario de un café libro.
Dice que esa tranquilidad de trabajar, circular o divertirse en La Mariscal va desapareciendo. La inseguridad y venta de droga ganan territorio, especialmente en la noche. “Para esto se tuvo que crear una tabla de consumo de droga que perjudica al sector porque si no hay demanda no hay oferta”.
Con la pandemia, algunos negocios cerraron y otros no pudieron desarrollarse. Juan Carlos Idrobo, por ejemplo, compró un bar en 20 mil dólares; sin embargo, a los pocos días fue clausurado porque los permisos que le dieron eran falsos. “El hombre que me vendió nunca tuvo permisos. Pagar dos meses sin abrir el local es un daño. Ahora tengo que salir de aquí y buscar otro lado”.
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La actividad económica
Hoy La Mariscal luce casi vacía, pero hay comerciantes que se mantienen. Según la administración zonal de este sector, la actividad económica incrementó un 40% y eso se refleja en los permisos de funcionamiento. En 2020 se expidieron 815 licencias únicas de actividades económicas, mientras que en 2023 hubo 1 296.
Los problemas de La Mariscal atentan contra la imagen de una ciudad y un país que quieren venderse al mundo como un destino turístico, pero los emprendedores de la zona aseguran que los inversionistas ya no lo ven como un sitio rentable. “Están los permisos que el Municipio no da pese a que se paga impuestos”, añadió Idrobo.
En 2016, las autoridades ejecutaron un plan para rescatar a La Mariscal, pero solo se detectaron los problemas y no se concretaron las soluciones. Lo que poco o nada que ha cambiado son la gran cantidad de trámites para la obtención de licencias de funcionamiento y cada año quienes quieran emprender deben cumplir debido a que las multas son altas.
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