Quito: la historia de Maribel Naranjo, la taxista que lucha todos los días por su familia
Quito es una ciudad en donde convergen miles de ecuatorianos de distintas partes. De hecho, la terminal terrestre de Quitumbe es uno de los puntos neurálgicos en el que circulan miles de personas que llegan de otras provincias y buscan sistemas de transporte.
Desde allí se marca el inicio de casi todas las historias. Maribel Naranjo conduce un taxi desde hace 10 años y así mantiene a su familia. Le dijo al noticiero de Comunidad de Televistazo que tomó la decisión de ser taxista cuando quiso independizarse y ser su propia jefa.
“Yo trabajaba en una fábrica de confección y, a veces, no podía salir a realizar mis actividades particulares. Se me dificultaba pedir permiso. Por eso, decidí sacar la licencia y dedicarme a esto”, contó.
Le gusta que le llamen Mary y es una mujer trabajadora. Labora desde las 06:00 hasta las 19:00 haciendo carreras desde la Terminal Terrestre de Quitumbe. Su amabilidad y seguridad en el trato es característico de ella y todos quienes trabajan en la terminal le conocen.
“Hay que ser sinceros. Nuestra atención no ha sido excelente. Por ende, algunos compañeros han tenido problemas y decidimos capacitarnos para darles un buen trato tanto en seguridad, una buena atención a los clientes y recuperar a la clientela que hemos perdido”, narra.
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Cuenta la inseguridad es algo que le preocupa. “Una vez llegaba a un semáforo de la Mena 2 y me quede ahí. Cuando vi a tres hombres que venían y me abrieron las puertas. Aceleré el carro y salí volando, tenía mucho miedo”.
Para ella, el taxismo es un trabajo gratificante pero también resulta duro, más aún cuando existe una sociedad marcada en el machismo y eso lo vive a diario. “Una vez no podía salir rápido y atrás estaba un bus que me pitaba y pitaba. Cuando apareció un agente de tránsito”.
Sabe que atrás de ella hay personas que la quieren como su esposo y sus dos hijos, una joven de 21 años que busca ser profesional en medicina y un adolescente que recién empieza a ver la vida. Para ella, el taxismo es todo. “Conduciré mi carro amarillo hasta el último día”, dice.
Se trata de una mujer emprendedora que sabe cuál es su verdadero camino de la vida y que forma parte de estas historias urbanas.
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