Los ejemplares seleccionados fueron nominados por la ciudadanía y se unen a los 447 árboles patrimoniales ya existentes en la capital. Conózcalos y en donde se encuentran.
La Secretaría de Ambiente y el Instituto Metropolitano de Patrimonio realizaron la declaratoria de once nuevos árboles patrimoniales, que se suman a los 447 existentes. Los ejemplares seleccionados fueron nominados por la ciudadanía.
Hace 10 años, el Municipio de Quito dispuso la declaratoria de árboles patrimoniales para inventariar y conservarlo, por sus especiales características. En 2023, la Secretaría de Ambiente realizó un nuevo proceso de nominación de árboles patrimoniales, que concluyó a finales de abril.
se conformó el Comité de Calificación de árboles patrimoniales con la participación del Instituto Metropolitano de Patrimonio, un delegado de la sociedad civil representado por el cabildo Cívico de Quito, y un arborista, especialista en arbolado urbano.
Los ejemplares declarados como patrimoniales son considerados bienes protegidos, que deben ser conservados. No pueden ser podados, talados, o reducidos en su superficie permeable. No pueden ser sometidos a cualquier otra intervención que atente contra su salud y vitalidad, sin que exista autorización previa de la autoridad ambiental. Pasan a tener un cuidado especial que debe ser brindado por la Dirección de Patrimonio Natural de la Secretaría de Ambiente.
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Conozca a los nuevos árboles patrimoniales
Las características que se valoraron de los árboles patrimoniales fueron la edad, porte, dimensiones, rareza y localización. También los nexos con la memoria social, histórica o religiosa del lugar, así como su aporte al paisaje urbano, los beneficios de su copa en función de la sombra que produce y la capacidad de mitigar los efectos de la isla de calor o la humedad relativa en el perímetro de su influencia.
Los árboles patrimoniales son:
Jacarandá. Se ubica en el Parque Central de Guayllabamba, 60 años de edad. Jacarandá. Ubicado en el Parque Central de Guayllabamba; cuenta con una altura total de 12 metros; tiene una edad aproximada de 60 años. Molle. Se ubica en el barrio La Floresta; con una altura total de 15 metros y una edad aproximada de 80 años. Caucho. Se ubica en el barrio La Floresta y posee una altura total de 17 metros y una edad aproximada de 60 años. Chalán. Lo acoge el barrio González Suárez, cuenta con una altura total de 12 metros y una edad aproximada de 60 años. Pumamaqui. Se ubica en el barrio El Porvenir (Atacazo) y fue nominado por la comunidad. Cuenta con una altura total de 18 metros y una edad aproximada de 100 años. Pumamaqui. Ubicado en el barrio El Porvenir (Atacazo), con una altura total de 17 metros y una edad aproximada de 100 años, forma parte de la memoria sagrada y ceremonial del lugar. Cedro. Ligado a la memoria social del lugar y al paisaje urbano, se ubica en el centro ‘Mundo Juvenil’, en el parque La Carolina, tiene una altura total de 17 metros y una edad aproximada de 50 años. Molle. Se encuentra en el Jardín Botánico de Quito y alcanza una altura total de 17 metros. Aguacate. Este maravilloso ejemplar se encuentra en el ‘Convento Madres Agustinas’ y supera los 17 metros y llega a los 65 años de edad, así como su ligazón a la memoria histórica, religiosa y su entorno arquitectónico, como testimonio viviente de lo que debió ser una huerta. Palma de cera o Palma Real. Se trata de una especie en peligro de extinción. Este ejemplar fue encontrado en el parque central de la parroquia Atahualpa. Supera los 20 metros de alto y se le calcula una edad aproximada de 75 años. Es una especie insignia ante la depredación debido a prácticas culturales religiosas. Es el hábitat del ‘loro orejiamarillo’ y del ‘perico cachetidorado’, los cuales se encuentran en peligro de extinción, principalmente, debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat, puesto que la explotación (ilegal) de la palma de cera deja a estas aves sin alimentación y sin lugar para anidar. Le puede interesar: Del Tranvía al Metro: ¿cómo han evolucionado los sistemas de transporte en Quito?