Los incendios en Quito destruyeron 140 hectáreas de vegetación endémica en dos días
Desde el aire, el panorama de las montañas afectadas por el incendio forestal en Quito es desolador. Los árboles que no se quemaron hace dos días se están secando. Están en pie, pero lánguidos y marchitos en las laderas de los cerros.
El fuego consumió 140 hectáreas de los cerros Auqui y Bellavista, según el último informe del Cuerpo de Bomberos de la capital; también de una parte del bosque natural de Guápulo.
El impacto ambiental es incalculable. El fuego arrasó toda la vegetación que daba equilibrio al frágil ecosistema quiteño.
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En el suelo no queda casi nada, apenas unos palos y troncos chamuscados, entrecruzados y dispersos. Se quemaron árboles de eucalipto, aliso, arrayán, tilo, capulí, pumamaqui, achupallas, mora silvestre. Todas son plantas endémicas de estos cerros que protegían a la capital.
Recuperar el bosque tomará hasta 100 años
La capa de ceniza que cubre el suelo supera en algunos sitios cinco centímetros. Al caminar aún se siente el calor del suelo por las chispas que se desprenden de los árboles que siguen encendidos y humeantes.
La Secretaría de Ambiente del Municipio, al igual que otras instituciones públicas, están evaluando el daño al ecosistema para determinar la cantidad de árboles, plantas, arbustos, que arrasó el fuego.
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La vegetación devastada servía de contención natural para el agua lluvia y durante el invierno protegía las viviendas del barrio Bolaños, uno de los más afectados por el incendio.
Recuperar el bosque natural tomará entre 10 y 100 años, según informes académicos y de técnicos de la Secretaría de Ambiente.