Fiestas de Quito | La Basílica del Voto Nacional, un poema plasmado en arquitectura
Los vitrales son una de las joyas más admiradas de la Basílica, en Quito. Son 128 piezas que narran paisajes bíblicos con motivos catequísticos, personajes eclesiásticos y que proyectan una luz de alegría y fe.
El párroco Bernardino Briceño explica que, al inicio, los vitrales tenían el objetivo de catequizar a los fieles. "Por ejemplo, en uno encontramos la última cena, en otro, el pasaje del Evangelio que dice 'dejen que los niños vengan a mí'".
En los tres rosetones que posee la Basílica del Voto Nacional se ve representado el tricolor nacional; en la última restauración notaron que en cada rosetón predomina el amarillo, el azul y el rojo. También la flora del país, que está representada en la orquídea.
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Además de 31 rosetas que tienen forma de trébol y de la estrella de David.
"Los vitrales, en un edificio de estilo neogótico como es la Basílica del Voto Nacional, cumplen con la función de permitir el ingreso de la luz natural al interior del templo", cuenta el padre Briceño.
Un poema convertido en arquitectura
El restaurador del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) cuenta que su trabajo es un acto de amor y respeto y trabaja para mantener la esencia original.
"Para nosotros es un privilegio poder devolverle a la ciudadanía parte de su identidad (...) Van a encontrar aquí no solamente obras de arte, sino su identidad, sus valores históricos, culturales, artísticos", asegura Leonardo Espín, restaurador del IMP.
Existen varios poemas del padre Matovelle, mentalizador y constructor de la Basílica del Voto Nacional, a la Virgen María. Él decía que en el corazón de cada hijo se encuentra la madre, por eso convierten su poema en arquitectura. Desde el corazón de la Basílica se ve la Virgen del Panecillo.