Quito: los conductores temen pasar por el túnel de San Roque, donde sujetos exigen dinero para no dañar los autos
Son la 11:00 de un martes, en el barrio de San Roque, en el centro de Quito. La gente en situación de calle camina tras los árboles, bajos los puentes, en sus refugios.
Un agente de tránsito, con silbatos constantes, lucha para evitar que el flujo vehicular colapse. Pero cuando él no está, otros hacen su función y utilizan las cercas de plástico para sus propósitos.
Los vecinos del sector captaron en video cómo los sujetos arrastran las cercas a su antojo para lograr que los conductores detenga la marcha. Según testigos, nadie se escapa de un rayón o un golpe, sino entrega dinero.
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"Lastimosamente, las paradas aquí no tienen resguardo policial, ni nada. Siempre toca estar pendiente", contó un usuario del sistema de transporte.
Cuando el agente de tránsito está, las personas de la calle se ocultan en los altos del túnel de San Roque y esperan. Allí todos saben que hay que andar ligero, sin descuidarse, con los seguros bien puestos y conduciendo rápido.
Otros ciudadanos tratan de dejar ese estilo de vida
Un joven integrante de una asociación del barrio, que ayuda a limpiar las calles, también es un cantante urbano. Manifiesta que su paso por las drogas fue tormentoso, recomienda que la juventud se aleje de los vicios, que tenga cuidado con las malas compañías.
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"Hoy estoy aquí, barriendo las calles de San Roque para representar que uno puede cambiar", contó el muchacho a Ecuavisa, mientras recordaba que él también se dedicaba a actividades ilícitas.
Él sigue su labor. Los otros, desde lo alto, observan a la espera de ocupar el espacio que otro dejan.