El centro de la parroquia Cumbayá se convirtió en la nueva zona rosa de Quito
Cumbayá pasó de ser un sitio residencial y descanso a un lugar de diversión nocturna. En un abrir y cerrar de ojos, en menos de dos años,esa parroquia se convirtió en el epicentro de restaurantes, encuentros y fiesta.
Ahora, sus casi 8 000 habitantes del centro de Cumbayá comparten el mismo espacio con otros negocios que quizás jamás imaginaron que aparecerían. Hay decenas de restaurantes, bares, discotecas, y hasta casas de citas que, aunque durante la mañana lucen desolados, en las noches del viernes y fines de semana, el ruido es factor común.
La fiesta llegó hasta las calles Francisco de Orellana, Manabí, Juan Montalvo, abarcando prácticamente una manzana entera de diversión pero también de descontrol. Solo allí, el último tiempo, se entregaron 316 licencias de actividad económica específicamente de cafeterías y restaurantes. De ese número, 106 están en pleno centro.
Solo cuatro establecimientos tienen permiso de bares o discotecas, pero aquí la realidad es otra. En algunos restaurantes la norma no se respeta y tampoco hay quien la haga respetar. A pesar de tener restricción de venta de alcohol, aquí lo hacen y como plus ofrecen karaoke, a pesar de no estar autorizados.
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Alcohol y música a alto volumen es lo que más hay. La venta de droga también es un secreto a voces, lo más lamentable -dicen los moradores- es que los microtaficantes se han tomado la plaza central que tiene más de 50 años de historia. Su arquitectura colonial es el escenario perfecto para camuflarse y delinquir.
Cumbayá es ahora la tierra prometida, tanto así que un arriendo para un local se encuentra desde los USD 2 000 hasta los USD 5 000.
Se trata de un progreso que viene acompañado de inseguridad, falta de control, tráfico, desorden y sobretodo de puntos ciegos que el Municipio no atiende.
en la siguiente entrega veremos como la mudanza es la única solución que encontraron los moradores para evadir el ruido y la falta de planificación urbana.
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