Por qué el 10 de enero es una fecha tan importante para Venezuela
Un revocatorio pondría en juego el puesto de Nicolás Maduro como presidente.
Ese día define el rumbo político del país. Pero, ¿por qué?
Todo tiene que ver con el referendo revocatorio, cuyo camino continuará una vez que la Comisión Nacional Electoral (CNE) fije cómo y cuándo se deben recopilar las huellas dactilares de al menos un 20% del censo electoral.
Eso supone unos 4 millones de personas que estén a favor del revocatorio al presidente Nicolás Maduro.
Si se logran recoger esas voluntades, el CNE deberá validarlas en un plazo de 15 días.
Y tres días después debería convocar al referendo, que se realizaría como máximo 90 días después.
Esa consulta juzgaría la gestión del presidente Maduro, al que la oposición culpa de la crisis económica actual por la que atraviesa el país con alta inflación y desabastecimiento de alimentos y productos básicos.
El gobierno responsabiliza de la crisis a una "guerra económica" de sectores privados y países extranjeros.
El impactante contraste entre la escasez y la abundancia en los supermercados de Venezuela
Pero la oposición no sólo reclama el referendo, estipulado en la Constitución, sino que presiona por los tiempos.
Porque si quiere lograr un cambio real de gobierno, necesita que la consulta se realice antes del 10 de enero de 2017.
Esa fecha marca el inicio de los dos últimos años del mandato de Maduro y la Constitución venezolana establece que si el revocatorio se realiza ya entrado en ese periodo, después del 10 de enero, el vicepresidente debe hacerse cargo del gobierno hasta el final del periodo en 2019, con lo cual el partido en el gobierno seguiría en el poder.
Actualmente, el vicepresidente es Aristóbulo Istúriz.
De ahí la prisa de la oposición, que acusa al CNE de actuar en favor del gobierno y dilatar el proceso.
Si el referendo se celebrara antes del 10 de enero y Maduro lo perdiera, se convocarían nuevas elecciones, en las que podría caer el chavismo, vigente en Venezuela desde 1999, primero con el ya fallecido Hugo Chávez y ahora con Maduro.
Para ello, la oposición necesitaría más votos que con los que Maduro fue elegido presidente: unos 7,6 millones que la apoyen.
Precisamente el 10 de enero de 2013 era la fecha en la que Chávez debía asumir como presidente tras ganar las elecciones de 2012, pero su enfermedad se lo impidió.
Murió menos de dos meses después, y en abril, Maduro -su sucesor- ganó unas nuevas elecciones.
El propio Maduro ya ha expresado en varias ocasiones que no habrá referendo en 2016.
"Si cumplen con los requisitos, el referéndum revocatorio será el próximo año y punto", ha dicho e incluso ha abierto la posibilidad a que no se celebre la consulta.
El presidente acusa a la oposición de cometer fraude en el proceso.
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Presión en la calle
Como sólo el CNE puede marcar los pasos, la oposición ha tratado de presionarlo en los últimos meses con sucesivas protestas en las calles.
El 1º de septiembre convocó a decenas de miles de personas para reclamar el revocatorio.
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La oposición, reunida en la coalición de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), defiende el referendo como la única salida electoral a la crisis, de la que culpa al gobierno.
Algunos sectores aceptarían, aunque a regañadientes, el revocatorio en 2017 porque sería la única vía para poder iniciar un cambio de gobierno.
Pero otras facciones se han mostrado en contra.
Es el caso de María Corina Machado, que ya se ha desmarcado de un referendo el próximo año y ha llamado a la desobediencia civil, y de Lilian Tintori, esposa del líder Leopoldo López, detenido desde las protestas de 2014.
"Sería una trampa", dijo Tintori la pasada semana sobre una consulta después del 10 de enero, una fecha clave para el futuro de Venezuela.