Puerto El Morro, primera parada en la ruta de las ballenas
Su nombre significa peñasco o porción de tierra, y lo lleva por el cerro de El Muerto. Conózcalo.
Ecuador sobre ruedas sigue su segunda semana de recorrido desde la parroquia de El Morro, donde muestra algunos de los atractivos que tiene esta población. En ella, los espíritus aventureros pueden disfrutar de un sinnúmero de actividades.
El Morro, parroquia rural del cantón Guayaquil, es parte de la ciudad, el último de sus destellos. En este espacio, su gente forja su propio tesoro: la posibilidad de narrar otra historia, la historia de un amor con ese océano que está tan cerca, pero que no lo toca, una historia de reciprocidades, de viceversas.
Su nombre significa peñasco o porción de tierra, y lo lleva por el cerro de El Muerto, que lleva ese nombre porque visto a la distancia su perfil simula el de una persona acostada.
Ya en el pueblo, las casas reflejan otros tiempos, aquí la ropa y las lágrimas de quienes a veces la lloran todavía son secadas por el viento.
En El Morro brilla la iglesia de San Jacinto, cuya estructura de madera tiene más de 300 años. Tiene su propia luz, sobreviviente del fuego que consumió al pueblo, es motivo obligatorio de visita y don Gilberto, desde su portal, le saca cuentas a la memoria y recuerda cuando casi se acaba todo.
Los lugareños casi no trabajan allí, se movilizan a Posorja, se van a Playas, pero siempre regresan al hogar.
Aunque también hay quienes decidieron apuntarle al turismo de aventura, que va a los extremos y aprovechar las condiciones que brinda la zona para diversificar la economía, para darse y recibir vida.
Don Gilberto sigue en el portal de la casa, observa su pueblo y cuenta, canta y dice, y canta y vuelve a contar.
En sus acordes queda este pueblo que huele a romero y a pan de dulce, a nosotros nos espera puerto El Morro y la historia de su transfiguración, de la creatividad en función del progreso, la historia de la fe en sí mismo.